Capítulo 10

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Yang Yang se removía en su sitio, sintiéndose un poco nervioso. Había pasado toda la noche en vela debido a que su cabeza no le dejaba tranquilo y los sentimientos se arremolinaban en su pecho. Estaba confundido, mucho. Necesitaba poder hablar con alguien, cualquier persona que tuviera una perspectiva diferente a la suya. Le hubiera gustado poder hablar con su hermano pero este no parecía en las mejores condiciones como para que siquiera se le acercara. Se notaba demasiado decaído. No era para menos.

Su incapacidad para hablar con el único otro lobo en esa casa le tenía en una encrucijada. Si bien tenía el número de algunos miembros de la manada Seo no confiaba lo suficiente en ellos como para atreverse a abrir su boca. No sabía qué podía esperar de ellos y ya tenían demasiados problemas encima cómo para agregarle otro debido a sus emociones.

En momentos como esos en verdad necesitaba poder hablar con su mejor amigo pero Jaemin seguía tan desaparecido como el día anterior y dudaba de que eso fuera a cambiar en algún buen tiempo. Cómo le gustaría poder saber si es que al menos se encontraba bien… o vivo.

Por ello estaba allí, en la entrada a la biblioteca. Había seguido a Jeno hasta esa habitación. No entraba del todo aún y podía escuchar al vampiro revolviendo entre los libros hasta que pareció encontrar el adecuado. Tomando un poco de valor, dio un par de pasos en el lugar.

El de cabello negro estaba allí, con una vieja novela en sus manos y el teléfono en la otra. Apenas le dirigió una mirada antes de seguir en lo suyo. Iba camino hasta uno de los sofás hasta que se detuvo mirando a una de las vitrinas de exposición con un rostro extraño.

—¿Está todo en orden? — Preguntó mientras se acercaba a paso lento. —

—Sí, falta uno de los libros de este lugar…

—¿Alguno caro o edición especial?

—Algo así… — Jeno negó levemente con su cabeza antes de continuar en dirección al sofá. — Taemin debió tomarlo. A veces lo relee para tener buenos argumentos con los cuales joder al Consejo.

El vampiro tomó asiento y pareció comenzar a leer. Él se quedó allí parado, mirándole con un poco de dudas y mordiendo su labio inferior. No era como si Jeno fuera especialmente cercano a él. Se llevaban bien, podría decir que eran amigos pero no sabía si era la persona correcta como para hablar de ello.

Aunque tampoco es que hubieran más personas… no iba a recurrir a Haechan con aquello. Aún estaba jodidamente molesto con ese chico por lo que hizo. O mejor dicho decepcionado y sintiéndose traicionado. Había confiado en ellos al contarles sobre Xen/Dejun y lo usaron para su beneficio.

— Jeno… — Empezó en un tono suave. — ¿Puedo hablar de algo contigo?

No tenía que ser un adivino como para saber que su pregunta le resultaba extraña. Sin embargo, no le dijo que no y le invitó a sentarse a su lado en aquel sofá.
Era un poco tonto pero casi se pegó a este, dejando su cabeza sobre su hombro mientras abrazaba una de sus propias piernas. Muchas veces incomodaba a otros con la necesidad de contacto físico que tenía. Podía ser un poco invasivo a veces pero es que estaba acostumbrado a esas cosas. Más aún cuando se sentía tan desolado. Por ello agradeció en silencio que el vampiro no le alejara.

—Creí que a esta altura el aroma que confundía a mi lobo habría desaparecido. Que me daría cuenta que Dejun sólo era otro cazador más que usaba artimañas para engañar a los lobos… pero sigue allí y eso me confunde. — Habló bajo, casi en un murmullo inaudible. — Él no es ningún idiota, dudo de que no haya notado que tiene un efecto bastante particular en mí. Es amable… pero es imposible saber si sólo está tratando de ganarse mi confianza para usarme a su favor o no. Soy incapaz de saber si realmente dejó el clan de Sirio o si sólo nos dijo toda esa macabra historia para tratar de ganar empatía.

Bloody TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora