Cubría su rostro con una de sus manos mientras se removía incómodo en su asiento. El nudo en su garganta le dificultaba recitar todo el enorme monólogo que Taemin le hizo aprender. No quería que nadie le viera directamente por miedo a ser descubierto en su mentira. Era el último de todos en dar su testimonio y eso causó estragos en sus nervios. Había mordido sus uñas hasta el punto de que sus dedos sangraron
Sentía cada mirada puesta sobre él pero tres en especial pesaban más que las otras. Sus padres, Jaemin y sus abuelos permanecían arrodillados en el suelo de aquel lugar. Encadenados sin poder moverse a la espera de saber qué sucedería con ellos.
Sabía que esa sería la imagen que se encontraría pues Hendery, el primero en pasar, había parecido completamente deleitado con la imagen de la mujer dueña de sus pesadillas en ese estado. El verla desarreglada y arruinada. Pero saber lo que iba a encontrarse no significaba que lo ayudara a estar listo para afrontarlo.
No podía enfrentar a su madre a los ojos mientras mentía descaradamente ante cada pregunta que le hicieran. No quería estar allí. Deseaba irse para no regresar nunca más. Jamás se había sentido menos orgulloso de sí mismo como en aquel momento.
Pero se lo debía. A Jaemin.
Le hubiera gustado tener una oportunidad para hablar con él esa ocasión. Preguntarle si quería ser salvado o no. Como era obvio, no se lo habían permitido. Y, contra todos sus principios, había accedido a acatar las órdenes de su hermano.
Esta vez no era su egoísmo quien tomaba la decisión, sino su culpa. Jaemin, a partir de allí, podría decidir qué hacer. Si decidía seguir con vida o no. Le entregaría esa última oportunidad como disculpa. No interferiría en sus deseos. Ya no más.
Supo que estaba totalmente condenado en el momento que llegó a la conclusión de que incluso estaría a su lado, sosteniendo su mano, si decidía partir ya de ese mundo. Sería lo último que haría por él.
Cada palabra que salía de su boca, cada mentira y falsedad le sabían amargo. Relatar largas sesiones de golpes, abusos y maltrato que nunca pasaron. Incluso un estricto control sobre la sangre que Jaemin bebía para mantenerlo inestable. Culpo a sus padres de todo ello y mucho más. Quizás no fueron perfectos, pero no eran las personas que Taemin quería retratar ante todos.
Se sentía sucio.
—¡Naciste siendo un problema! — Hyori gritó desaforada, no se atrevía a verla pero sabía que debía de estar como una desquiciada queriendo llegar a él por el sonido de sus cadenas. — Debí de haberte ahorcado con el maldito cordón umbilical cuando naciste ¡Maldita rata traidora! ¡No eres digno de nuestro apellido! ¡Jamás lo serías! ¡Tú y ese mocoso humano debieron de morir cuando tuvieron la oportunidad!
La diputada Kim le ordenó silencio mientras él se encogía en su sitio y uno de los guardias sometía a su madre para que se callara. Se sentía mareado. Quería vomitar. Llorar. Gritar. Explicarle que él no quiso hacer eso.
También preguntarle muchas cosas. La que tenía un espacio estelar en su mente era sobre la razón por la cual había decidido tenerlo. No habría sido el primer embarazo que hubiera interrumpido ¿Por qué traerlo a la vida si nunca lo quiso en ella? ¿Cuál fue el motivo? ¿Lo quería en un comienzo y luego se aburrió de él o solo ansiaba otro niño que pudiera aumentar su poder?
Taemin dijo que eso era suficiente, que ya no tenía mas preguntas. La Diputada lucía satisfecha y no hizo ningún cuestionamiento de su declaración. Parecía contentada con su versión, fuera falsa o no. Quizás no le interesaba la verdad, solo encontrar a quien culpar lo mas pronto posible. La prensa había enloquecido y exigía respuestas, justicia e incluso la sangre de los asesinos.
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Bloody Tears
Fanfiction¿Qué era lo que hacía que la vida tuviera sentido o valiera la pena? Jaemin no lo sabía. Si alguna vez creyó saberlo, en su actualidad de sentía tan iluso. Nada tenía verdadero sentido. Sólo sabía de su dolor y odio. Lo único en lo cual podía conce...