Capítulo 18

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Jaemin lavó su rostro una y otra vez tratando de despejar el cansancio que sentía. Luchó por dormir durante horas sin mucho éxito. Se había resignado a no hacerlo cuando vio los primeros rayos del amanecer aparecer por su ventana. Eso sólo lo llevó a mirar como el sol salía y alejaba la oscuridad de la noche. Era reconfortante.

No le temía a la oscuridad desde que era un niño pequeño pero en las últimas semanas le había estado desagradando encontrarse en un sitio cerrado sin luz. Pero era un miedo específico. Había atravesado todo el bosque en la mitad de la noche sin problemas. Mientras estuviera en un espacio abierto estaba bien.

El conflicto era que esa casa siempre le hacía sentirse atrapado aunque fuera enorme.

Salió del baño y se sentó en la cama para tomar su teléfono. Revisó los mensajes de Mark, quien le avisaba que ya estaba en camino. Eso era bueno, tenía que salir de allí cuanto antes aunque pudiera desmayarse del cansancio  en cualquier momento.

Cambió su ropa por unos simples jeans negros, una camiseta blanca y una sudadera que le iba grande antes de salir del cuarto. La sed estaba haciendo estragos en su garganta y boca. Había bebido al menos un litro de agua del grifo antes de resignarse a que eso no iba a ayudarle.

Bajó las escaleras a paso rápido antes de ir a la cocina y, una vez dentro, se detuvo frente a uno de los refrigeradores del lugar. Tenían uno especialmente para el almacenamiento de sangre. Enorme y moderno.

Nunca había abierto el mismo por su cuenta, tampoco se sirvió a sí mismo de sangre. Sólo tomaba lo que alguien más le diera. Apretó sus manos tan fuerte que sus uñas le lastimaron pero el dolor fue ligeramente reconfortante. Era una sensación que sí podía sobrellevar y manejar mejor.

Sabía que podía esperar. Era temprano en la mañana pero aún los miembros de la familia no habían regresado de la loca fiesta. Ni siquiera el idiota de Yuta estaba por allí y necesitaba de él para poder salir de la casa. Si era honesto consigo mismo, su culo orgulloso no hubiera pedido directamente a alguno que le hiciera el favor de llevarle sangre. Era más probable que sólo se pusiera de mal humor y se quejara de que era porque tenía sed. Solía hacerlo con Jaehyun, quien era la persona que parecía tener más paciencia con él en esa casa. El humano sólo le daba una sonrisa tranquilizadora y le pedía que esperara por unos minutos. Este ni siquiera parecía inmutarse cuando mezclaba aquel denso líquido carmesí con algunas frutas para hacerle un batido que pudiera beber sin que su estómago se revolviera. Lo hacía ver tan fácil cuando a él una sola gota le enloquecía.

¿Qué tan patético era eso?

— Eres un estúpido adulto, Jaemin. Compórtate como tal. No puedes seguir dependiendo de otros.

Se habló a si mismo tratando de darse fuerzas pero no servía. Luego pensó en Jisung y en lo que todo su cuerpo sintió al olerlo. No quería lastimarlo, no deseaba herir a nadie si perdía el control. Podría manejar la sed mientras estuviera en la casa pero si quería salir de esta no iba a arriesgarse. Le horrorizaba la idea de que pudiera tener la misma reacción con otro humano y no tener un sitio en el cual refugiarse o que su cabeza se desconectara para atacar a alguien como un animal.

No tenía palabras para describir lo humillante que era él que su mano temblara al abrir el refrigerador y en como sentía náuseas al ver la enorme cantidad de sangre almacenada allí. Tomó una de las bolsas al azar y cerró el electrodoméstico con furia.

Ignoró las especificaciones que habían en la etiqueta y solamente abrió la bolsa con unas tijeras sobre el fregadero. El aroma metálico hizo que su boca se llenara de saliva por la anticipación pero a su vez sufrió arcadas. De pronto volvía a oler su cigarrillo y escuchar su risa. Se repitió a sí mismo que no era real y que él no estaba allí. Estaba asegurado con Seo y no iba a poder hacerle daño nuevamente.

Bloody TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora