Bloody Tears

Capítulo 33

2 días después…

La mañana había llegado con un sol brillante a pesar de que la nieve aún cubría parte del suelo. Había ido hasta la azotea con la esperanza de que el aire helado le ayudara a calmar sus emociones revueltas pero era inútil. Sus manos apretaron el barandal de concreto mientras dejaba su frente sobre ellas. Respiraba agitado a la vez que sentía el temblor en su cuerpo.

No podía con todo eso y aún así no tenía lágrimas para llorar en su situación.

Cerró sus ojos e inspiró con fuerza. El frío se coló en sus pulmones como si de pequeñas agujas se tratarán. Nunca antes comprendió como algunas personas disfrutaban o necesitaban del dolor en su día a día. Ahora, en situaciones como esas, era el dolor lo que le recordaba que seguía vivo, que no estaba en el peor de los infiernos.

— Yuta, por favor… — Suplicó hacia el hombre que había permanecido sentado sobre el barandal desde que llegaron. — Necesito salir de aquí. Te lo ruego.

— Taemin dio órdenes, Jaemin. — Yuta también lucía agotado en ese punto. — No puedo sacarte de aquí sin que alguien lo note y se pregunte porque tienes un trato diferente al resto.

— Yuta… — El nombre salió de sus labios casi suplicante. — Sé que lo entiendes, por favor. Tengo que hacerlo antes de que todo se vaya a la mierda. No sé si tendré luego una oportunidad.

Debió ser oírse lo suficientemente patético como para que el japonés pareciera pensárselo. Le observó con atención, suplicando de forma silenciosa. Yuta, quien se mantenía sin verse demasiado convencido, suspiró y accedió.

— Taemin va a estar bastante ocupado con Seo y el notario por unas horas. También tiene que pasar por su club, volverá antes del anochecer. Es todo el tiempo que tenemos. — Yuta frotó sus manos contra sus pantalones. — Es todo el tiempo del que disponemos. Si alguien pregunta, has estado en la manada y no sabes dónde me encontraba yo ¿Entendido? — Preguntó mirando fijamente al menor, quién asintió. — Pero primero necesito sacarte de aquí sin que lo vean.

Eso les llevó al menos media hora. Haechan había estado en el sofá, nervioso y comiéndose las uñas mientras trataba de enfocar su atención en la serie que había puesto. Sin embargo, fracasaba constantemente al ver una y otra vez en dirección a las escaleras. Demasiado alterado para su propio bien. Tuvieron suerte cuando Ji Eun le llamó para que le ayudara con las gemelas en lo que Taeyong tomaba un pequeño descanso.

De igual forma, aunque estuviera ya en el auto, debió de agacharse para esconderse. No era una broma que los lobos de Seo estaban patrullando la casa para asegurarse de que nadie saliera. Yukhei no se acercó mucho al auto tras ver que se trataba de Yuta, solo hecho a correr con sus cuatro patas y volvió a camuflarse entre los árboles.

Aun así, para estar seguros, se mantuvo escondido por un par de kilómetros hasta que ya no había peligro de que alguno de los lobos estuvieran cerca.

Jaemin primero creyó que estaban yendo en dirección del hospital, pero poco a poco se fueron alejando más hasta un barrio cuyas casas distaban mucho de la excentricidad y ostentosidad de la casa Lee. Un barrio de clase media, tan común como cualquier otro. Las construcciones se parecían unas a otras, hechas todas con el mismo patrón y materiales. Había minúsculos detalles, como las pequeñas plantas o los colores de las cortinas, que las diferenciaban unas de otras.

El lujoso auto que Yuta había tomado, uno de los Audi favoritos de Hyori, resaltaba sin lugar a dudas e incluso alguno que otro pasante casual que caminaba por el lugar se detenía a verlos. Fue un poco incómodo pero se alegró cuando se detuvieron frente a una casa casi igual al resto. Las paredes de un beige claro, la puerta de roble oscuro, sin un jardín, pero podía ver algunas pequeñas plantas en la ventana cuyas cortinas borgoña estaban corridas.