Príncipe DAMIAN. [Damian x Anya] ©

Prólogo.

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Habían muchas muertes durante los meses en el orfanato, decían que se enfermaban a causas de virus mortales, nos obligaban a utilizar mascarillas y protocolos de distancias porque estábamos en alerta de una epidemia según los superiores del orfanato.

De vez en cuando aquellas muertes semanas antes caminaban por los pasillos con ojos perdidos, gachos y mudos. No podían hablar, no querían comer, no querían observar y tampoco querían andar. Una de ellas fue mi mejor amiga, era simpática, súper feliz y positiva hasta que un día los superiores la buscaron para los chequeos mensuales que se le brinda a cada niño huérfano en este lugar.

— Señorita Liana Eaton, por favor presentarse en él área médica para el chequeo mensual.— Esto era escuchado por los altavoces mientras mi mejor amiga y yo estábamos en el comedor.

A cada huérfano en este lugar lo llamaban de tal manera para el chequeo mensual.

Mi mejor amiga no salió por días, no tuve de otra que ir y preguntar por ella por lo que me decían que estaba en observación porque creían que estaba enferma. Me preocupe ante esto y pedí que me dejaran verla, pero difundieron que era el supuesto virus contagioso y me devolvieron a mi habitación compartida.

Durante las noches no pude conciliar el sueño solamente pensando en ella, me sentía muy preocupada e inquieta. Sentía que algo más pasaba.

Luego de unos días más mi mejor amiga fue reclutada al comedor en un modo de estado como si fuera un zombie, me encamine otra vez a la zona de salud y pedí verla cómo hacía todos los días. Pude hacerlo, pude entrar, pude verla y no era mi mejor amiga.

— Lia, ¿Cómo estás? ¿Como te sientes?.— Preocupada le hacía esas preguntas, pero no me contestaba. — ¿Lia?.— Seguía observándome sin hablar y sin brillo en sus ojos. Veía cómo con la mirada trataba de hablarme, la movía rápidamente hasta que movió uno de sus dedos.

Los movía de vez en cuando una vez, pausaba y luego dos veces haciéndolo sucesivamente hasta que entendí que era código morse, trataba de darme un mensaje el cual tomé un pequeño pedazo de papel higiénico que estaba a su lado y un bolígrafo que llevaba siempre en mis bolsillos.

Lia repitió el mensaje otra vez y movía los ojos rápidamente, lo anoté todo y quería quedarme con ella un rato más.

— Ya es hora de retirarse señorita Anya, la paciente necesita sus medicaciones y descanso.

Me coloqué de pies y sentía un nudo en mi garganta, observé a mi amiga que seguía moviendo los ojos rápidamente y el superior se percató de eso observándola y haciendo que ella se detenga. Me dispuse a salir y corrí hacia mi habitación para descifrar el mensaje en ese tipo de código.

A medida que iba descifrándolo mi corazón latía frenéticamente, sentía muchísimo miedo y mi mejor amiga estaba siendo sometida a análisis experimentales en contra de su voluntad. La estaban utilizando hasta matarla, me decía que huya, que escapara de este lugar por mi vida.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y no quería hacerlo, no quería dejar a mi mejor amiga por lo que a la media noche me escabullí para tratar de salvarla, entré al lugar como pude y vi como quince huérfanos de este lugar y que algunos yo conocía estaban atados como esclavos o trozos de carne.

Sentí repugnancia ante lo que vi hasta que mi mirada dio con la de mi mejor amiga muerta, era escalofriante porque no tenia sus ojos y su cerebro estaba fuera de su cabeza.

Con el corazón frenético corrí para salir del lugar, pero no pude lograrlo.

— Ya que has descubierto todo, serás la siguiente en experimentarlo, hermosa criatura.