Príncipe DAMIAN. [Damian x Anya] ©

4.

↭ ✾ ↭ ✾ ↭ ✾ ↭ ✾ ↭

ANYA.

No había visto al joven sexy como se llame para agradecerle todas las cosas que hizo por mi, aún no entiendo por qué lo hace, por qué me tiene aún en este lugar y no me saca a patadas. Ni siquiera recuerdo cómo llegué a este lugar, quiero salir y volver a andar por el castillo, pero me siento muy avergonzada que no me atrevo a poner un pies fuera de esta habitación.

Me subí a la enorme cama después de ver lo bonita que se veía la luna esta noche, moría de sueño y quería descansar después de tanto.

No sabía cuánto había dormido y no sabía cómo había llegado al orfanato otra vez, tal vez me habían llevado dormida otra vez allá. Tenía mis maletas a ambos lados de mi cuerpo, al entrar vi a mi mejor amiga que al verme se fue corriendo, la perseguí.

— ¡Lia!.— Gritaba su nombre mientras la perseguía y ella no paraba.

De un momento a otro me encontraba en un cuarto de laboratorio, estaba sujetada por mis pies y brazos sin poder movilizarme mientras observaba cómo aquel hombre que desconocía me tocaba a su antojo.

Gritaba que me dejara, pero de mis labios no salía nada más que risas. Mis ojos picaban ante lo que veía y no podía hacer nada, mi corazón latía desenfrenado y sentía la bilis subir por mi garganta. Estaba desnudándome, me tocaba, se tocaba y hacía conmigo lo que quería mientras sonreía con repugnancia.

—¡Anya!, ¡Anya!.— Sentía como abría los ojos como platos y volvía otra vez dándome cuenta que estaba en la habitación de aquel enorme lugar elegante.

Delante de mi tenía al joven sexy como se llame, mis ojos comenzaron a derramar lágrimas sin parar y mi cuerpo temblaba exageradamente.

El joven sexy como se llame me observaba confundido y perplejo sin saber que hacer o qué más decir, de un momento a otro me abalancé a él abrazándolo fuertemente sin saber qué más hacer. El no había reaccionado y aún no me había correspondido el abrazo, sentía su corazón latir rápidamente y unos minutos después me rodeó con sus brazos.

— Sshhh, tranquila. Estás aquí, estás a salvo.— Inhalé fuertemente oliendo su rico aroma que con él llevaba siempre, en sus brazos podía tranquilizarme.— ¿Qué pasó, Anya?

Quería contarle, quería decirle lo que había soñado, pero se sentía real, era como si lo había pasado y temo que es un recuerdo lo que he soñado.

— No quiero.

No quería decirle, me sentía avergonzada, mi primera vez había sido producto de una violación y no podía, me sentía usada y sucia.

— Está bien, no te preocupes. Vuelve a dormir, recuerda que estás a salvo.— Lentamente dirigí mi mirada hacia su rostro y vi que observaba hacia la ventana, estaba completamente rojo.

— ¿Por qué está rojo?

El sin haberse esperado esa pregunta se sorprendió soltándome como si mi piel quemara.

— ¿Q-qué acaso tienes problemas visuales?, vuelve a dormir.— Sin más se paró rápidamente y salió dando un portazo. No podía creerme lo rápido que cambiaba de humor.