11.

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ANYA.

Ya no hay más bellotas, Piff. Se nos agotó todo el dinero y solo nos queda llegar a esta dirección.— Le digo a mi amiga la ardilla señalándole el papel escrito.

No entiendo a los humanos y esas letras, parece vomito de serpiente.

Me río ante su ocurrencia y es que es una excelente compañía, es mejor compañía que cualquier otro ser humano. Me encantan los animales.

— En cuanto lléguemos trataré de trabajar para comprarte muchas bellotas, lo prometo.

Si no cumples tu promesa voy a morderte el dedo gordo de tu pata.

No es pata, se llama pies. Pata se le llama a los miembros inferiores de los animales, la de los humanos es pies.

Si, si, como sea.

A medida que continuábamos caminando después de haber tomado un bus un kilómetro después de haber caminado desde donde nos despedimos con Shin, pudimos lograr llegar aunque estaba aterrada en no saber llegar o si me secuestraban cuando veía a la mayoría de personas bajarse del medio de transporte y yo ser la segunda que quedaba allí porque el lugar quedaba demasiado lejos.

Estaba tentada en dormirme durante el camino, pero y si me perdía después o llegaba a otro lado por haberme dormido, tuve que mantenerme despierta mientras cabeceaba de un lado a otro y le tenía envidia a mi amiga la ardilla porque reposaba tranquilamente encima de mi falda, es mis piernas.

Al cabo de unos largos minutos caminando y preguntando donde se encontraba aquella dirección que tenía en el papel que sostenía, pude ver como una amable señora me señaló la calle, solo me quedaba fijarme el número de la casa a medida que caminaba en la calle y me percataba de sus números en su umbral.

Seguí caminando hasta notar que la casa con el número correspondiente se encontraba del otro lado de la calle, esperé a que algunos vehículos pasaran y al ver que uno se detuvo a darme paso, crucé inmediatamente y me percaté de la casa. Era muy bonita a decir verdad, no era de una gran clase, era simplemente una casa normal y aparentemente cómoda. Subí tres escalones que poseía la estructura y toqué la puerta sonoramente para que me pudieran escuchar.

— ¡¿Quién es?!.— Escucho como gritan desde el otro lado.

— ¡Yo!

— ¿Quién carajo eres, Yo?

Me doy una palmada en la frente ante la respuesta estupida que he dado.

— ¡Soy Anya!

Luego escucho un silencio sepulcral junto con el enorme silencio del vecindario y algo romperse a medida que alguien pisaba rápidamente del otro lado de la puerta.

— ¡Ya voy!

Miré a todos lados nerviosamente pensando en lo que había dejado atrás huyendo y quienes me buscaban para hacerme daño. Escucho como quitan todos los cerrojos del otro lado de la puerta y una hermosa chica albina me recibe del otro lado sonriéndome ampliamente.

— Vengo de parte de Shin.— Digo tímidamente a lo que ella se hace a un lado para dejarme pasar.

— ¡Vaya! Si que eres bonita, Shin no exageraba en nada al describirte.— Me sonrojo y... ¿le ha dicho que soy bonita?

Príncipe DAMIAN. [Damian x Anya] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora