22.

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ANYA

Despierto como si me molieron a golpes y me dejaron en una cama hecha de las acolchadas nubes, era el paraíso hasta que el sol colándose por una enorme ventana tuvo que arruinarlo cegándome con su resplandor logrando que entrecierre mis ojos y maldiga por lo bajo.

— Ay...— Me toco la cabeza sintiendo como me punza y trato de sentarme haciendo que un mareo me propine un arrebato.— Joder...— Vuelvo a tocarme la cabeza con mi mano.

Ya sentada trato de buscar con mi mirada mis pantuflas y de repente giro mi rostro por inercia sintiendo como casi me da un infarto.

— ¡Por todos los maníes de mi estómago!.— Doy un respingo al darme cuenta que Damian está sentado en el sillón a mi lado, con el ceño fruncido y los brazos cruzados.— ¿Tú que tienes?.— Frunzo el ceño y dejo de prestarle atención hasta caer con mis pantuflas.

— Toma.— Me pasa un vaso burbujeante.

Yo lo tomo y lo miro con curiosidad sin saber por qué tiene tantas burbujas y espuma blanca.

— ¿Qué experimento me estás dando?.— Sigo examinándolo.

— Eso aliviará tu resaca.— Me dice arrastrando cada una de sus palabras de manera seria.

— ¿Resaca?.— Dejo de mirar el vaso y mi vista ahora se enfoca en él.— Yo no tengo ninguna...

De repente una enorme bofetada mental me ataca y todos los recuerdos del día anterior vienen a mi como si estuviera muriendo y me pasaran todos los momentos de mi vida. Si, algo así.

— Oh...— Me encojo poco a poco observando a Damian con un gesto de disculpa y tratando de sonreír.— ¿Quieres un poco de experimento?.— Le digo en voz baja señalando el vaso burbujeante y sonriendo para aliviar la tensión con la que sus ojos me miran.

Otra vez la cagué con otra de mis travesuras.

— Tómatelo, Anya.— Me ordena.

Yo trato de no llevarle la contraria y me tomo todo el contenido haciendo una mueca, no sabe a nada, es como si fuera soda amarga.

— Verás...— Un eructo desde lo más profundo de mi garganta sale como batería en un concierto y no puedo evitar morirme de la vergüenza en este instante por una vez más.— Ay perdón.

Damian abre los ojos sorprendido sin poder creerse la nota musical que ha salido desde mi garganta.

— No fue...

— Silencio.— Ordena.

Yo frunzo el ceño, más hago lo que dice por un pequeño rato de medio minuto.

— ¿No quieres hablar?.— Le pregunto seriamente.

— Si, pero yo voy a empezar a hacerlo y tú vas a responderme absolutamente todo.— No deja de mirarme ni un solo momento.

— Y tú también vas a responderme absolutamente todo.— Le imito su tono de voz recordando las partes significantes donde visualicé a la pelirroja aquella y eso no lo dejaré por alto, así como el no me deja pasar por alto a mi con alguien más.

Príncipe DAMIAN. [Damian x Anya] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora