Príncipe DAMIAN. [Damian x Anya] ©

34.

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Siento que me zarandean varias veces hasta que confundida abro mis ojos con pesadez, los achino un poco por el resplandor de la luz solar y con mí vista borrosa observo a Damian frente a mí, no escucho lo que me dice y solo veo sus labios moverse como si estuviera en mute. De repente sigo sintiendo como me sigue zarandeando y como de un momento a otro me rompe los tímpanos con su voz.

— ¡Que levantes tu bello culo que hoy retomas tus clases!.— Damian alza la voz haciéndome quejar.

Yo refunfuño y lo miro enojada haciendo que el me de una sonrisa de disculpas. Acaricia mí cabello y yo siento como los ojos vuelven a pesarme. No dormirás otra vez, ya levántate y ve a ducharte, Me dice y yo vuelvo a fruncir el ceño, me siento en la cama y me quedo observando un zapato fijamente hasta que la voz de Damian me saca de trance y me bajo de la cama.

— Odio la parte donde eres profesor, ¿Sabías eso?.— Le digo mientras me despojo de mí ropa y coloco mí toalla alrededor de mí cuerpo. Damián se para de la cama y camina hasta mi depositandome un beso en mí cabeza.

— Te espero para que bajemos a desayunar, no tardes. El tutor de la asignatura de tu primera hora llegará en unos minutos. Ve.— Me dice y me da una nalgada a la vez que suspira.

— Te salvas porque ya estoy cuerda, sino te rompía la pierna como crayola en el kinder.

Dicho esto me encierro en el baño y procedo a hacer mis necesidades.

Después de haber desayunado con Damian me doy cuenta de que el semblante de la nueva trabajadora cuyo nombre es Agatha está indescriptible hoy. Al servirnos forza una sonrisa, al pasar es borrada y reemplazada por una seriedad descomunal lo cual me intriga querer observarla más tiempo de lo que pensé que pudiera querer.

— ¿Desea algo más, majestad?.— Damian no le presta atención por estar pendiente a su móvil y ella mantiene silencio con esa aterradora sonrisa.

— No, gracias. Puede marcharse.— Dice Damian sin mirarla y yo la veo como al voltear le hace la reverencia y su sonrisa se borra por inercia.

La sigo con la mirada hasta que la veo desaparecer tras el portón que da al pasillo y fuera del comedor. No me percato de un Carraspeo proveniente de Damian por estar concentrada en esa mujer.

Observo a Damian y veo como enarca una de sus cejas a la espera de alguna respuesta que creo conocer, pero desconozco su pregunta por lo que no quiero aproximarme.

— ¿Qué?.— Digo a la vez que pincho el cubito de mango que es parte de mí desayuno.

— ¿Por qué la observabas así?.— Dice y yo mantengo mí esencia pensando en que contestarle.

— ¿Así como?.— Tomo un sorbo de mí jugo de arándanos.

— Como una acosadora, Anya.— La impaciencia tiñe su voz.

— No sé de qué hablas, la miraba normal. Tal vez te lo has imaginado.— Digo con serenidad mientras sigo comiendo.

El móvil de Damian vibra en la mesa y yo sigo comiendo hasta terminar mí desayuno.