12.

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Dieron las 6 en punto de la mañana y ya tenia a un Damian levantándome como lo hacía con anterioridad cuando iba a aquel instituto. De verdad que no extrañaba esa parte ni un poco.

— ¡Mueve tú culo de ahí que tenemos que irnos!.— Tomo más las sabanas y me arropo hasta mi cabeza cubriéndome como una oruga.— ¡Joder, Anya!

— ¡Ya, ya, ya!, ¡No me jodas más!.— Me levanto a regañadientes y me mareo inconscientemente por levantarme de manera intrépida. Me agarro un poco del espaldar de la cama y me agarro mi cabeza.

¿Qué?
¿Qué tiene?
¿No le preguntarás qué le sucede, Damian Idiota?
¡Si, lo haré si!

Sus pensamientos ahora me aturden más de lo que ya estaba.

¿Qué sucede, Anya?, ¿Qué tienes?.— Me giro sin verlo y camino hacia el baño para hacer mis necesidades, escucho sus pasos notando que me sigue y le cierro la puerta en su cara, escuchando un severo "Carajo".

Con algunos minutos tardados hago mis necesidades y peino mi cabello logrando así hacerme una coleta bien alta y media ajustada. Salgo envuelta en una toalla debido a que mi ropa está en la habitación y abro aquella puerta adentrándome y viendo a Damian sentado allí moviendo con impaciencia su pierna.

— ¿Estás mejor?

— Ajám.

— ¿No dirás más nada, solamente eso?

— Eso pretendo.

— No entiendo por...

— Una maldita cosa que odiaba estando allí viviendo contigo es la violencia con la que me levantabas, ¿sabes que eso provoca dolor de cabeza?, ¿no puedes venir y decirme "Anya, dulzura, levántate por favor tenemos que irnos"?, ¿Tanto te cuesta hacer eso?

— Quieres que te llame Dulzura.— Veo cómo sonríe socarronamente y mi mente procesa lo que mencioné haciendo que me sonroje completamente.

— Bueno, no va al caso.— Pero lo mencioné.

— Tienes 10 minutos para alistarte completamente o entraré por ti y te llevaré sea como sea que estés.— Dice mientras sale y escucho su portazo al hacerlo. No sé cómo puede cambiar de sonrisa a seriedad en microsegundos.

Me visto rápido despeinándome en el transcurso y me rehago la cola con algunos mechones sueltos en cada lado de mi rostro, tomo mi mochila y entro todo lo que pude obtener acá, lo que puedo considerar mío y medito en cómo haré para decirle a Damian las cosas que he estado ocultando.

Salgo de la habitación y la miro con detenimiento dándome cuenta de que en realidad pude recibir ayuda cuando más la necesitaba y si quedan personas buenas en el mundo, aunque sean poquitas, pero quedan. Sonrió con nostalgia y recuerdo con ímpetu a mi ardilla que no la he visto desde hace unas muy buenas horas.

Salgo disparada y le paso por el lado a Damian y a Ren quienes se miran como si fueran a matarse en cualquier momento y ambos se sorprenden por la velocidad con la qué paso por sus lados.

Camino toda la calle y me detengo en la casa cuyo árbol gigante Piff subió con rapidez.

— ¡Piff!

Príncipe DAMIAN. [Damian x Anya] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora