Príncipe DAMIAN. [Damian x Anya] ©

40.

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3 MESES DESPUÉS...

— ¡El menú de hoy!.— Digo mientras camino hacia la campana y la hago sonar. Luego voy dejando en el largo mesón las charolas metálicas con la comida hecha y Kira va dejando los platos y demás utensilios para los trabajadores.

Todos vienen como enjambre a un panal de abejas y se reúnen sin orden.

— ¡Hagan una estúpida fila!.— Ordena la capitana apodada como "Tormenta Roja" y nadie se imaginaría el nombre de esa brusca, agria y ruda mujer.

Ángel.

¿Quién carajos se imaginaría que ese es su nombre?

Todos los hombres con cara de espanto hacen caso a la petición de su capitana y hacen una organizada fila mientras van tomando los cucharones y servirse cada parte para cada uno y si, son más de dos porciones, hay comida para todos.

Ya me acostumbré a tener que preparar comida como si fuera para media nación.

Cuando la vieja hablaba de ofrecerme un puesto de trabajo pues..., se refería a este. Si, soy una cocinera, chef, preparadora de comida, como quieran llamarle. Debo hacer iguales cantidades de comida por día, para desayuno, almuerzo y la cena con (de vez en cuando) diferentes tipos de platos, pero después de mi condición he estado recibiendo ayuda de Kira.

La vieja no me permite esforzarme del todo desde hace un mes atrás cuando se enteró de mi pequeña y ahora actual condición.

La verdad es que así como ellos comen mucho, pues lo he estado haciendo también y ni hablar de que al inicio tenía unas horribles arcadas o vomitaba en donde sea que me presentara.

Ahora voy a almorzar junto a ellos y me siento al lado de la vieja y de Kira.

— Debes de comer bien para que ese mocoso que llevas nazca sano y fuerte.

— No sabes si será una mocosa, vieja.— Veo como arruga el ceño y me apunta con un tenedor y Kira ríe.

Si, aquel hombre tosco que le vomité encima pues hoy en día ríe. ¿Quién lo diría?

Me toco mi pancita que aún no es tan notable y sonrío. Me pregunto, ¿Qué serás, niño o niña? Me emociona pensarlo, pero quiero llevarme la bella sorpresa y no descubrirlo hasta que nazca.

Al cabo de un rato terminamos de comer y todos lucen satisfechos como costumbre.

— Tienes unas manos de oro, niña. Lástima que estarás temporalmente, sino hasta yo misma te llevara a cualquier travesía.— Sonrío y le agarro un cachete a la vieja.

— ¡Vayaaa! ¿Desde cuándo es tan sentimental la vieja, dime Kira?.— Reímos y sigo tomándole un cachete haciendo que la vieja se enoje.

— ¡Agh! ¡Mocosos!, tampoco se puede hacer cumplidos ante ellos.— Dice mientras se pone de pie y va a servirse agua y volvemos a reír Kira y yo.

Termino de comer y estoy que exploto. No diré que la tengo fácil cada día, pero trabajo es trabajo y mal no estoy. Tengo un alojamiento, tengo comida y tengo un trabajo temporal que de vez en cuando recibo algo como pago por generosidad de la vieja, dijo que me serviría para cuando abandone este lugar.