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ANYA.

Joder, me muero de hambre.

— Grandísima idea, Anya. Excelente idea irte sin agua, sin comida y sin ropa a quién sabe a dónde.— Digo caminando en medio de la nada, una vez más.

Sin árboles.

Sin sombra.

Sin agua.

Sin comida.

Sin nadie.

Carajo, al menos aquella vez tenía a Piff.

No recuerdo el camino que usé para llegar donde se encontraba Shin, solo me queda seguir caminando donde estos bellos, polvorosos y adoloridos pies me lleven.

Miro hacia todos lados apreciando el desolado horizonte, realmente no se ve tan mal, es como si fuera una sábana y dentro de un kilómetro se puede ver que existe un valle al menos, pero odio con mi vida el sol.

Camino durante un rato más hasta dar con el valle y tratar de buscar al menos alguna posada que me permita refrescarme completamente.

Observo a todos lados y es maravilloso, nunca había visto este lugar.

Escucho los pájaros silbar, las ardillas hablar entre ellas y correr alrededor de los árboles y me siento nostálgica por recordar a Piff.

Y como toda fenómeno que soy, entiendo sus pensamientos proyectados en mi mente a la perfección junto con los demás animales dándome cuenta que hay osos no muy lejos de donde estoy.

Me apresuro en tratar de buscar un lugar con agua y salir de este valle para encontrar algún pueblo.

Mi estómago ruge con fuerzas.

— Joder...— Observo una rana que salta cerca de donde estoy y eso me alerta, debe de haber agua cerca.

Sigo a esa rana que salta como en olimpiadas y debo apresurar mis cortas piernas.

Continuó siguiéndola por unos minutos donde empiezo a molestarme.

— Maldita rana.— Digo mientras sigo persiguiendola.

Ella se detiene y me observa y yo también lo hago.

Maldita tu abuela.

Yo abro mis ojos de par en par ante la ofensa mental de aquel baboso anfibio y ofendida le enseño el dedo corazón aunque no entienda.

La rana sigue su camino, pero esta vez salta más y más dejándome atrás y haciéndome correr en el transcurso.

— ¡Espera, animal baboso!.— Le grito y no me hace caso.

Lo último que observo y me percato es que la rana da un enorme salto hasta una hoja en medio de la nada y por un instante no me doy cuenta de que resbalo y caigo en el agua por sorpresa.

Salgo hasta la superficie y veo la rana descansando en aquella hoja flotante y mirándome fijamente mientras yo expulso agua de mi boca y me despego el cabello de mi cara.

Príncipe DAMIAN. [Damian x Anya] © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora