Príncipe DAMIAN. [Damian x Anya] ©

Especial de navidad "26".

Se recomienda discreción por parte de los presentes lectores en este apartado. Contiene escenas subidas de tono, si eres menor queda bajo tu responsabilidad la cual no me hago responsable. Leves escenas se aproximan 7u7.

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— Anya.

Sigo sin prestarle atención a Damian mientras estoy enfocada en terminarme esta chocolatada.

— Anya, ya se acabó. Deja de comerte el vaso.— Damian me reprende y esta vez lo miro.

— Vaya que jodes, ¿No ves que estoy fregándolo con la lengua?.— Le digo irónica mientras ya he terminado con mi vaso.

— No sé que voy a hacer contigo.— Damian se pellizca el puente de su nariz mientras espera por mi para empezar la clase.

— Ahorré bastante tiempo para no pasar la tortura de mi vida en esta hora de matemática.— Sonreí victoriosa.

— ¿Hora?.— Yo lo observo.— Nos queda una hora y media para impartir la clase, por eso te he regalado medía hora para que disgustaras todo lo que querías.— Damian curva su labio a punto de reírse y yo lo miro molesta.

— A parte de profesor aburrido, es un rey o príncipe aburrido como sea.— Refunfuño por lo bajo mientras saco el libro y mi cuaderno para empezar a nadar en el inframundo de las matemáticas. Al levantar mi cabeza Damian está a centímetros de mi rostro y siento su respiración abofetearme en los poros de mi cara.

— ¿Aburrido?.— Damian gira mi pupitre, se posiciona en medio de mis piernas y se coloca de cuclillas haciendo que quedemos frente a frente.— A veces...— Coloca su mano en mi pierna derecha.— Creo que...— Su mano sube lentamente por mi pierna y en este momento recuerdo que llevo un vestido y mis piernas en su máximo esplendor.— Me subestimas.— Siento su tacto caliente irradiado por la palma de su mano y traspasándomelo a la piel de mi pierna inundando mi cuerpo y llegando a mi vientre punzándola como una sensación vibrante.

Dejo de sentir su mano y pérdida en el toque abro los ojos por inercia al no sentirlo más y verlo de pies de brazos cruzados y sonriendo arrogantemente. Ni siquiera me di cuenta cuando cerré mis ojos.

— No es gracioso, idiota.— Molesta vuelvo a colocar el pupitre como estaba y el ensancha más su sonrisa.

— Vamos a empezar la clase, nena.— Sigue sonriendo y genial, no puedo aparentar estar molesta por mucho tiempo por su hermosa sonrisa.

Y peor, me ha dicho nena y me he desinflado como un globo en esta silla.

— ¡Mierda!.— La rapidez con la que Damian me trata me está volviendo loca, sudo sin poder evitarlo mientras acelero de igual forma para llevarle el paso, acostumbrándome a él y sintiendo el ambiente intenso.— No puedo más, Damian.— Damian me observa y se detiene haciendo que el caliente que hace en este lugar incremente.

— ¿Paro un poco?.— Yo asiento y él me hace caso. Se acerca a mi y observa lo que hasta ahora llevo escrito en el cuaderno.— Pero si no vas ni por la mitad de lo que he escrito, Anya.— Yo frunzo el ceño y le enseño mi mano.

— Me duele la mano, vas demasiado rápido escribiendo.

— Termina eso para yo borrar y colocar la asignación de pasado mañana.— Yo asiento.— Para que descanses un poco al menos.