40 Amarte en la guerra

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Peter Parker sentía que su cuerpo estaba sucio, pero para la rubia que ahora lo besaba y lo acariciaba, la carne que componía el cuerpo de ese hombre al que amaba seguía siendo la carne más hermosa que hubiera visto, tocado y amado. Y quería demostrárselo, en cuerpo y alma, si el toque de lujuria de Mary Jane lo había lastimado, Gwen tenía toda su fe puesta en que su toque de amor podría sanarlo, solo faltaba que él estuviera dispuesto a dejarse tocar una vez más, pues lo que esa pelirroja le hizo realmente lo hirió, no solo físicamente, sino también de forma espiritual, su alma estaba tan dañada como su cuerpo, pero Gwen quería ayudarlo, quería salvarlo, y con ayuda del agua.

El cuerpo de Peter había sido violentado, él se sentía sucio, denigrado y sin valor, y a pesar de que a ella le dolía profundamente el sacrificio que él fue capaz de aceptar por ella, para Gwen, Peter seguía siendo el hombre al que amaba.

Desde ese sacrificio todo cambió, incluido su amor por él, porque ahora lo amaba más, ahora quería cuidarlo mucho más, quería que él se diera cuenta de cuan valioso era para ella y de lo agradecida que estaba por haberla salvado y por tenerle ese inmenso que amor que le correspondía inmensamente. Quería demostrarle que a pesar de su sacrificio, de aquella noche oscura que lo había lastimado, para ella aquello no importaba, que su amor por él superaba aquel daño que causó MJ.

Y ahora, entre el castaño y la rubia había un beso simple, tierno e inocente, nada apasionado ni desenfrenado, era un beso sumamente simple y puro, demostrando la gran diferencia que había en ese momento comparado con el fantasma que seguía persiguiéndolo. Poco a poco, ese simple y tierno beso fue aumentado su nivel de cariño, siendo más profundo, más romántico, Gwen lentamente llevó sus manos hasta los hombros de Peter, mientras que él, logrando dejarse llevar por ese leve contacto puso sus manos sobre la espalda de la chica, sintiendo su piel desnuda bajo sus manos, pues Gwen solo llevaba su brasier.

El baño poco se fue llenando de vapor, empañando el cristal de la regadera y el espejo sobre el lavabo, creando una atmosfera especial, llena de calor. La cálida agua caía y caía, fluyendo como una cascada sobre esos dos cuerpos que se entrelazaban en un estrecho abrazo, complementándolo con besos apasionados.

Mientras más agua se deslizaba por el cuerpo de Peter, más seguro se sentía, más cómodo, con libertad. Solo al inicio involuntariamente recordó el mal que le había hecho Mary Jane, pero ahora, cada segundo que pasaba entre los brazos de Gwen, se sentía lleno de amor, solo de eso, solo amor.

Tan seguro se sintió en ese lugar, en ese pequeño rincón, en ese hermoso y vaporoso nido de amor... que bajó las manos y empezó a deslizar la falda de Gwen, ella sonrió teniendo su boca pegada a la de él, sintiendo el maravilloso cosquilleo de las palmas de Peter tocándola sobre la cadera. La falda cayó sobre el piso como trapo mojado, haciendo que Gwen quedara más desnuda, luego enredó más sus piernas a las de él, deseando sentir al máximo cada parte del cuerpo de Peter.

 La falda cayó sobre el piso como trapo mojado, haciendo que Gwen quedara más desnuda, luego enredó más sus piernas a las de él, deseando sentir al máximo cada parte del cuerpo de Peter

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—Tus labios deben estar desgastados de tanto que los he mirado Peter, espero ahora poder besarlos hasta acabármelos. —susurró la muchacha sin poder esconder sus inmensas ganas por él.

Peter Parker sacrificios del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora