65 Una verdadera paternidad

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Los vio, caminando por el parque, tomados de la mano, sonriendo mutuamente, una rubia y un castaño.

Mary Jane sentía rabia, coraje, asco, pero más que nada era tristeza, odiaba verlos así de felices el uno con el otro, pero a pesar de eso no podía dejar de verlos, estaba muerta de celos de ver a Gwen al lado de Peter a pesar de todo lo que había pasado, a pesar de que, si había logrado lo que quería, que inclusive había una prueba de esa noche con él que tanto había buscado y encontrado, a pesar de que él la había probado, Peter había elegido a Gwen y no a ella. 

Mary Jane hubiera dado lo que fuera por ser ella quien ocupara el lugar de la rubia, sabía que se había obsesionado con Peter, pero dentro de su obsesión, sin darse cuenta también se enamoró de él, era un amor loco, desagradable, inclusive enfermi...

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Mary Jane hubiera dado lo que fuera por ser ella quien ocupara el lugar de la rubia, sabía que se había obsesionado con Peter, pero dentro de su obsesión, sin darse cuenta también se enamoró de él, era un amor loco, desagradable, inclusive enfermizo, una obsesión que fue más allá del deseo de acostarse con él, llegando a tener sentimientos por Peter, horribles sentimientos por él en el modo en el que los demostraba, pero sentimientos a fin de cuentas, algo que demostraba que además de tener un clítoris desesperado, también tenía un corazón que podía sentir.

Y lo que ella sentía en ese momento no era nada agradable, pero tampoco tan intenso como para impulsarla a hacer algo malo, esta vez sus sentimientos en vez de ser un motivante para actuar, eran un freno que la detenía, sentir esos horribles celos y esa aplastante tristeza la hacían permanecer en esa banca, lejos de él, sin poder dejar de contemplar algo que odiaba y al mismo tiempo anhelaba.

Mientras que ellos no tenían idea de que ella estaba ahí, mirándolo a él con un amor perturbador y a ella con unos celos y odio profundo, ignorando por completo lo que pasaba por la retorcida pero derrotada mente de la pelirroja. Gwen dio un par de pasos más, pero Peter no, por lo que él la jaló ligeramente del brazo, haciendo que ella riera, tanto que su risa logró llegar a oídos de Mary Jane, una vez que Gwen chocó con el torso de Peter, ella sonrió ampliamente alzando la barbilla para besarlo, siendo correspondida al instante, pues los labios de Peter atraparon a los de Gwen con mucha alegría, la cual se demostraba en el abrazo que complementaba al beso.

El modo en el que se besaban no era intenso, no era desenfrenado, no era para nada excitante, pero si era hermoso, lleno de una pasión romántica, repleto de un sentimiento verdadero. Era un beso al que Mary Jane jamás llegó por mucho que haya logrado tener sexo con Peter.

 Era un beso al que Mary Jane jamás llegó por mucho que haya logrado tener sexo con Peter

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Peter Parker sacrificios del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora