42 Los sentimientos de Flash

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Mary Jane entró al gimnasio lo más silenciosamente que pudo, comprobando que efectivamente, como le había dicho Tom, encontraría a Flash entrenando solo si llegaba justo al amanecer. Ella caminó hacia la mitad de la cancha y esperó a que él la mirara. Cuando los ojos grises de Flash se posaron en ella, Mary Jane se sintió completamente decidida a hablar, sabiendo que si no lo hacía en ese momento nunca más lo podría hacer:

—Estoy embarazada Flash. —dijo con brusquedad —Es tuyo. —afirmó sujetándose el vientre que ya se le notaba.

Flash la miró, atónito lo que había delante de sus ojos ¡Mary Jane esperaba un hijo, y ella le decía que era suyo!

Hubo un largo silencio, de una tensión bastante extraña, no era dura paro tampoco calmada, la chica esperaba impaciente una de las tantas reacciones que ya anticipadamente había imaginado sobre ese momento, pero no ocurrió ninguna de las que había esperado, puesto que después de la primera impresión, Flash permaneció sereno y luego hasta sonrió como si acabara de escuchar un chiste que le casó una ligera gracia.

Finalmente el silencio se rompió.

—Ah no... No me quieras meter en esto Mary Jane. —suspiró Flash, hablando con indiferencia al principio, pero al final... —Ese niño no es mío. —dijo siendo sarcástico y firme al mismo tiempo.

La pelirroja se quedó atónita, helada por el hecho de que Flash negara ser el padre de su hijo, componiendo un gesto de preocupación, aunque luego de que la primera impresión se le pasará, logró hablar.

—¡¿Cómo estás tan seguro de que no es tuyo si también me acosté contigo?! —gritó fuera de sí, sin haber planeado esto, estando completamente alterada.

Flash sonrió burlonamente, mirando hacia el piso, pasándose de una mano a otra el balón y luego haciéndolo botar sobre la duela.

—Mary Jane... —dijo el basquetbolista alzando el rostro y negando con la cabeza, sin nunca dejar esa sonrisa burlona. —Yo soy estéril. —confesó, mirándola a los ojos.

La curvilínea volvió a quedarse paralizada, con un terrible latido golpeándole el pecho por dentro, teniendo exactamente la misma reacción de temor y negación que tuvo cuando descubrió su embarazo.

—¿Qué estupidez es esa Flash? —balbuceó la chica luego de unos minutos donde volvió a haber más tensión, pero esa a diferencia de la primera, esta última si le pareció bastante dura, aunque únicamente a ella, ya que él continuaba sereno. Mary Jane intentaba convencerse a sí misma de que eso era mentira, de que él no podía ser estéril, aunque la seguridad con la que el rubio había hablado y el modo en el que se comportaba... hacían que aquello le fuera realmente muy difícil de ignorar.

—Mary Jane. —repitió él sin dejar de manipular el balón, mirándola y agachando la cabeza aleatoriamente — ¿Por qué crees que en todos los años en los que tú y yo hemos tenido sexo nunca saliste embarazada?

Ella parpadeó, deseando que todo fuera mentira, que lo que él le acaba de decir fuera solo por pura suerte y no por que en verdad él fuera estéril. MJ no contestó, no sabía que decir, pues estaba encontrando algo que nunca pensó que fuera a pasar.

—Mary Jane, yo hice esto por nosotros, justo para que esto no pasara... —explicó el basquetbolista con tranquilidad, sin hacer caso del semblante horrorizado que mostraba su ex novia. —Porque sabía que si te embarazaba entonces te perdería.

Aquello era verdad, si Flash la hubiera embarazado en otro momento, ella hubiera abortado y se hubiera alejado de él, aunque obviamente ella no lo iba a admitir, porque lo que ella buscaba en ese momento era un padre para su hijo, hijo que aún no entendía porque no podía lastimar.

Peter Parker sacrificios del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora