Peter Parker sacrificios del corazón

2 La interrupción de una pelirroja

Era imposible, era increíble, la chica que hacía unos instantes estaba viendo en su teléfono estaba parada en su puerta, Gwen estaba ahí frente a él, se emocionó muchísimo, intentó decirle algo, pero no logró hablar claramente, entonces se arrepintió tanto de no haberse arreglado, ¡Gwen era su cita! Si tan solo lo hubiera sabido hasta flores le hubiera comprado.

La miró con más detalle, estaba hermosa, pero un instante después prestó más atención a lo que había frente a él, y fue hasta ese momento que se dio cuenta de que Gwen llevaba de la mano a un niño pequeño, tan rubio como ella, en ese instante pensó que sería totalmente incómodo llevar al niño a su cita, pero al siguiente segundo pensó que tal vez el niño se quedaría con tía May, y al tercer segundo, al ya tener en mente a tía May le agradeció tanto por haberle preparado esa cita.

—Peter —dijo la muchacha en voz baja, sacándolo de sus pensamientos, pero eso le gustó mucho, pocas veces lo que pasaba frente a él era mejor que lo que pensaba, pero esta era una de esas veces, por lo que puso toda su atención en la chica que estaba frente a él, ya que era la chica que tanto quería.

—Dime Gwen —dijo Peter sonriéndole, sin poder creer aún la suerte que tenía.

—Perdona no sabía que vivías aquí —se disculpó la chica mostrándose nerviosa, dándole a entender que ella tampoco sabía con quién saldría.

—No te preocupes —le aseguró deseando acercarse a ella, pero no pudo porque el niño seguía ahí, entonces pensó en lo poco caballeroso que estaba siendo al permanecer ahí —¿No quieren pasar? —dijo abriendo paso a la puerta.

—No gracias —dijo ella mirando a Peter, dándole una sonrisa nerviosa —Solo quería decirles que la pelota de mi primo cayó en su patio, ¿Eh... podrías ayudarnos? —preguntó mostrando un nerviosismo inusual en la voz, sin embargo Peter no lo había registrado porque había vuelto a hundirse en sus propios pensamientos.

El muchacho cayó en el interior, todo su entusiasmo desapareció tan rápido como comenzó, Gwen no estaba ahí para salir con él, Peter obviamente no lo notó pero inclusive se había puesto pálido, algo que ambos rubios sí habían notado, aunque solamente a ella le había importado.

—¿Peter te sientes bien? —se interesó la chica tocándole la cara. Peter agradeció ese contacto, la mano de Gwen sintió en él una temperatura normal, pero aun así mantuvo su mano en su frente aunque a él ya le había vuelto el color.

—Sí, descuida... —le dijo sintiéndose mejor, ya que la mano de la chica que aún permanecía en él, algo que le era completamente reconfortante y por eso mismo ella se mantuvo cerca, entonces Peter pensó que ese era el momento perfecto para invitarla a salir, de hecho lo sintió mejor así, que no fuera su tía quien planeara sus citas, sino él mismo, aprovechando que ella estaba ahí y así de cerca obtuvo el valor necesario —¿Gwen no te gustaría...? —pero no terminó de hablar porque alguien había gritado su nombre.

—¡Peter! ¿Si eres Peter verdad? —Una chica pelirroja estaba cruzando el jardín aproximándose a ellos con una caminata poco usual, demasiado exagerada en la forma en la que movía las piernas. —Hola —lo saludó con mucha confianza como si tuvieran mucho tiempo de conocerse, tanta que incluso le dio un beso en la mejilla, bastante cerca de su boca. Peter se quedó pasmado, pero a la mala, le había desagradado tal acercamiento de una desconocida, y más fue su desagrado porque ahí estaba Gwen. Entonces recordó que ya sabía de ante mano el nombre de la chica que llegaría. (aunque no lo recordaba), sintiéndose bastante tonto al pensar que se trataba de Gwen, aunque era con ella con quién quería salir —Hola —saludó la pelirroja a la rubia —me llamo Mary Jane.

—Gwen Stacy —contestó la rubia tomando la mano de la pelirroja con cierta molestia, pero Mary Jane mantenía otra actitud, ya que le sonreía como si fueran mejores amigas, y por lo mismo Gwen estaba tan sorprendida y desconcertada como el propio Peter.