67 Mephisto

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Las fulgentes llamas naranjas aún continuaban rodeando a aquel monstro, y un doloroso pánico rodeaba al muchacho, quien estaba empapado en sudor, pero no por el invasivo calor que emergía del incandescente fuego que se había formado a pocos metros...

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Las fulgentes llamas naranjas aún continuaban rodeando a aquel monstro, y un doloroso pánico rodeaba al muchacho, quien estaba empapado en sudor, pero no por el invasivo calor que emergía del incandescente fuego que se había formado a pocos metros de él, sino por el nerviosismo que lo martirizaba, como si un centenar de espinas se encajaran en todo su cuerpo. Quería que todo eso fuera un sueño o que simplemente se tratara un delirio suyo, pero que aquello no fuera real, intentó pellizcarse para despertar, pero no podía moverse, el miedo realmente lo tenía paralizado, y más cuando ese demonio habló de nuevo.

—Pareces asustado. —dijo con tranquilidad, pero aún sonando completamente atemorizante. —Creí que ya esperabas mi visita.

Peter seguía temblando, incapaz de moverse y mucho menos de hablar, contraído en su totalidad, casi a punto de desmayarse, el monstruo esperó paciente a su respuesta, pero al ver que él permanecía mudo, volvió a hablar:

—Rogaste por ayuda hace un momento, y vengo a ofrecértela. —dijo con cortesía, pero igual Peter estaba que se moría del miedo, por lo que el diablo chasqueó los dedos y como un eco distante, se escuchó la voz de Peter en la habitación a pesar de que él mantenía los labios sellados.

¡Por favor! ¡¡Quítame este recuerdo!! ¡Hazme olvidar! arranca de mi piel el toque de ella que aún permanece en mí. El llanto no logra borrar de mis ojos la mancha visual de lo que tuve que presenciar de ella y de mí mismo, te ruego que me ayudes, que te lleves esa noche de mi mente, que de mi memoria desaparezca ese infierno, esa noche en la que fui violado... ¡Te pido con toda mi alma que me ayudes!

Al escuchar eso, por alguna extraña razón, el muchacho se estabilizó lo suficiente para poder hablar.

—Yo le pedí a Dios que me ayudara, no a ti... —se defendió Peter, temeroso, temblando de pies a cabeza, arrepintiéndose de su propio ruego, pues en su desesperación sí deseó que lo ayudara quien fuera, suplicando por alguien que se compadeciera de él y lo ayudara, así pues, ahora entendió que debió haber tenido más cuidado con lo que suplicó y rezó, pues Dios no es el único que escucha, y ahora su ruego había llegado a oídos del mismo demonio.

—¿Acaso ves a Dios aquí? Yo no. —dijo el diablo de forma irónica, extendiendo sus rojos brazos y mirando alrededor con sus amarillentos e inquietantes ojos. —Pediste ayuda y se te está concediendo, ahora eres tú quien puede elegir.

—¿Elegir? —balbuceó como un niño aterrado.

—Sí. —respondió el monstruo siendo inexpresivo. —Pediste que el recuerdo más oscuro en tu interior fuera borrado, yo puedo hacer eso... por un módico precio. —dijo con codicia, sonando aún más atemorizante.

—¿Qué precio?... —preguntó Peter con dificultad, pues aún seguía muriéndose de miedo, pero también sintiendo una peligrosa curiosidad.

—Yo puedo hacer no solo que olvides como esa muchacha te chantajeó para aparearse contigo. —al oír aquello, pese a la situación que vivía, Peter llegó a sentir mucho más odio contra MJ que miedo por el diablo que tenía enfrente. —Sino que realmente puedo hacer que eso nunca hubiera pasado, que nunca hubieras sufrido ese incidente.

Peter Parker sacrificios del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora