Capítulo 6

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Cami

Esta de mas decir que no pude dormir. Me fui a mi habitación, pero ni siquiera las pastillas me ayudaron a conciliar el sueño así que me pasé toda la noche caminando de un lado a otro en mi habitación mientras mordía mis uñas y me hacia a la idea de que vería a Josh de nuevo.

Oscar había hablado conmigo mientras estábamos en la cocina sobre como procederá el caso y me reitero una y otra vez que si no quería declarar estaba en todo mi derecho de decir que no, pero no le podía hacer eso a Dorian. A pesar de que el miedo me estaba comiendo viva no podía negarle la oportunidad de que se hiciera justicia por su muerte.

Ha pasado un año desde que lo vi por última vez y la verdad no se porque no he logrado quitarme esa horrible sensación de que me persigue a donde quiera que vaya, sé que está en la cárcel, pero, así como consiguió a gente de fuera para atacar a la familia Wilson puede que tenga a otras personas vigilando mis pasos y eso... me aterra.

— ¿Hija?

La voz de mi madre me hizo dar un salto, ya que no se en que momento abrió la puerta, ya había reemplazado su traje por su pijama de seda.

— ¿Estas bien? ¿Por qué aun sigues despierta?

—No puedo dormir. —admití mirando el reloj en mi mesita de noche, casi eran las seis de la mañana.

—Cariño... —caminó hacia mí y me tomó de la mano. —Lo siento, de verdad que no quería involucrarte en esto... lo supe hace días y estuve dándole vueltas al asunto, pero si realmente queremos que pagué por lo que le hizo a Dorian tenemos que tener su confesión.

La piel se me erizó y ella lo notó.

—Puedes decir que no.

—Lo sé. —asentí. —pero debo hacerlo.

—Decir que lo harás es una cosa, pero ¿Podrás?

No lo sé, me gustaría asegurarle que sí, pero era algo que aún me costaba digerir.

— ¿Cuándo tendré que verlo?

Mamá me soltó y se sentó en la cama, me crucé de manos para mantenerlas quietas porque estaba comenzando a sentir que me temblaban.

—Oscar aún sigue arreglando eso, me dijo que me tendría una respuesta pronto pero probablemente sea en un día o dos.

Suspiré.

—Puedo hacerlo, mamá.

Ella me observó por un momento en completo silencio con esos ojos parecidos a los míos, a veces me preguntaba si era también difícil para ella vivir todo lo que vivió. La muerte de papá, el criar a dos niñas sin el apoyo de nadie y después cuando crees estar estable viene un idiota a maltratar a tu hija y amenazarla de muerte... es duro estar en mis zapatos, pero no quiero imaginarme lo que debe sentir al ver a tu hija pasando sufriendo.

—Sabes que te amo, ¿verdad? —preguntó con los ojos llenos de lágrimas.

—Yo también te amo. —me senté a su lado. —Todo estará bien. pronto esto solo era un mal recuerdo, saldremos de esto.

—Juntas. —murmuró antes de envolverme en sus brazos. —Ahora, cariño es hora de dormir, trata de descansar, aunque sea un poco.

Asentí y me acosté en la cama, ella me arropó como cuando era pequeña y me dio un beso en la frente antes de salir de la habitación. Hablar con ella me tranquilizó un poco así que cerré los ojos esperando que Morfeo me arrasara a la tierra de los sueños.

El fin de semana trascurrió con mas normalidad de la que esperaba, no hubo señales de Oscar y mamá apenas y dormía aquí, se que el caso los tiene muy ocupados, pero era notable su ausencia y aunque no quisiera que me afectara comenzaba a ponerme nerviosa.

¡Siempre Nuestro! (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora