¡Siempre Nuestro! (+18)

Capítulo 50

Daniel

— ¿Tienes hambre? Puedo preparar algo si quieres.

—No puedo creer que estes actuando como si nada después de que casi nos atrapan en los vestidores.  —dijo Cami con desaprobación.

Me encojo de hombros al mismo tiempo que entramos al departamento.

—No es un crimen.

—Pero está mal.  —me miró fijamente.

Acaricie su mejilla sonrojada.

— ¿Y me vas a negar que no te gustó?

Apartó la mano.

—No estamos hablando de eso.

Entre a la cocina riéndome y ella detrás mío. Agradecí que Cami y Frank estuvieran hablando todo el camino en el auto porque eso evitó que él hiciera preguntas de las cuales (probablemente) ya sabía las respuestas. El muy estúpido me guiñó el ojo al salir del auto cuando lo deje frente a su departamento.

— ¿Qué es esto...?

Me di la vuelta justo cuando Cami tomó el periódico que Jerry había traído esta mañana, ella abrió los ojos al leer el titular.

—Somos nosotros.  —levantó la mirada.  —A esto era a lo que se refería Abby.

— ¿Te dijo algo?

—Que estabas en un problema, pero creí que tendría algo que ver con el futbol no con que estarías en primera plana en los periódicos. Incluso salgo yo ¡Mira mi cabello!

Señaló la imagen borrosa.

—Si, bueno no tienes nada de qué preocuparte, ella y Jerry se están encargando de eso.

—Pero esto es mentira.  —dijo dejando el periódico nuevamente sobre la mesa.  —No golpeaste a nadie, más bien solo abriste camino para que pudiéramos llegar al auto.

—Así son los reporteros, les encanta alterar las cosas, lo que quieren hacer es vender el jodido periódico, aunque no sé porque si ahora todo está en línea.

Ella rio y me acerqué lo suficiente para tocar mi frente con la suya, cerrando los ojos y disfrutando del momento. Mi vida se había vuelto muy ajetreada desde que me volví futbolista, yendo de un lado a otro, con entrevistas, galas y un sinfín de cosas más, pero mi lugar seguro siempre era ella.

— ¿Todo está bien, bebé?  —preguntó al notar mi repentino cambio de humor.

Suspiré. Últimamente estaba pensando demasiado.

—Es solo que no puedo esperar para casarme contigo.

—Pues créelo, vamos a estar juntos para siempre.

—Nunca había deseado tanto el siempre.

Abrí los ojos y su sonrisa me aceleró el ritmo cardiaco.

— ¿Has pensado en alguna fecha?  —pregunté separándome un poco para ver su rostro, aunque mis manos seguían alrededor de su cintura.

— No ¿Y tú?

—Quizá... estaba pensando en que podríamos continuar donde lo habíamos dejado.

Sus manos subieron hasta detrás de mi cuello para rodearme con ellos.

— ¿Hablas de casarnos en dos meses?

—Si, como lo habíamos planeado en un principio. Marzo 4 ¿Qué dices?

Los ojos de Cami se iluminaron cual luces en noche de navidad, ver que la emoción se apoderó de su rostro me hizo sentir muy feliz, estaba igual de ansiosa que yo por ser mi esposa.