¡Siempre Nuestro! (+18)

Capítulo 42

Daniel

Después del desayuno estaba decidido a llevarme a Cami a su habitación para que descansara un poco porque, aunque haya tratado de fingir que estaba bien sabia por el simple hecho de ver sus ojos que los parpados le estaban pesando, así que una vez que subí las escaleras con ella en mis brazos me di cuenta que se había quedado dormida contra mi pecho y verla así me dio un breve momento de paz ya que había estado pasando por mucho dolor y verla tranquila, me calmaba. Me apresuré en dejarla sobre su cama poniendo una manta sobre ella y besé su frente antes de salir de su habitación, pero justo cuando estaba cerrando la puerta me encontré con su hermana en el pasillo.

— ¿Se durmió?

—Si, finalmente se durmió.

—Qué bueno. —se llevó una mano al pecho. —Estaba preocupada por ella, temí que todo esto estuviera afectándola demasiado.

—Le afecta. —asentí. —pero también está agotada.

Soltó un suspiro y hundió sus hombros con culpabilidad.

—Estará bien, solo tiene que descansar un poco.

—Siento que esto de alguna manera es mi culpa.

—El accidente no fue culpa de nadie, excepto del imbécil que lo provocó y huyó.

—Pero, quizá, si hubiera ido con ellas en el auto podría estar más atenta, quizá hubiera hecho que mi madre lo esquivara y...

Me acerqué a ella y la abracé, el llanto la consumió de inmediato y yo solo dejé que se desahogara en mis brazos porque había estado en su lugar antes, se lo agonizante y doloroso que es tener a uno de tus padres en el hospital y no poder hacer nada más que esperar buenas noticias.

—Ella estará bien, tu mamá es una de las mujeres más fuertes que he conocido... y si Cami y tú han podido superar todo lo que les ha ocurrido es porque han tenido un gran ejemplo. Ella podrá con esto ¿de acuerdo? Solo hay que tener un poco de fe.

—Gracias Dani. —me sujeto con fuerza unos segundos y luego se apartó limpiando sus lágrimas. —Ahora entiendo porque Cami esta tan enamorada de ti, eres un amor.

Sus palabras me hicieron sonreír.

—Y hablando de eso... ¿Puedo preguntarte algo?

Asentí gentilmente

—Se que están intentándolo otra vez y aunque eso me hace muy feliz necesito saber si esto va a ir más allá.

— ¿Mas allá?

—No quiero que vuelvas a romperle el corazón. —dijo con firmeza. —Fue duro verla atravesar por todo eso y escucharla llorar todas las noches. Sé que la amas, pero también sé que le hiciste daño y no pienso dejar que eso se repita.

—No voy lastimarla.

— ¿No vas ser un idiota de nuevo? ¿Lo prometes?

Asentí y aunque el recuerdo constante del dolor que le había causado me torturaba estaba dispuesto a remediarlo, no cometería el mismo error dos veces.

— ¿Y han hablado sobre la boda?

—No vamos a casarnos... por ahora.

Caro frunció un poco el ceño.

— ¿Y crees que ella quiera...en el futuro?

—Si cambió de idea y nunca quiere hacerlo está bien. Mientras pueda estar a su lado no me importa.

Asintió con una tenue sonrisa.

—Eso es muy lindo de tu parte, Dani.

—Solo quiero que ella sea feliz.