Capítulo 23

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Daniel

— ¿Cuánto tiempo lleva el pavo en el horno? —preguntó Ian entrando a la cocina mientras se terminaba de ajustar las mangas de su camisa azul oscuro.

Le eché un vistazo y me sorprendí por su cambio. Al parecer había decidido cortarse un poco el cabello y afeitarse.

—Unas cinco horas, más o menos.

— ¿Y se ve bien?

Asentí, nunca había preparado una cena como esta, normalmente siempre ordeno comida, pero dado a que mi hermano mayor tenía una habilidad para la cocina ayudé un poco.

—Deberías arreglarte tú también. —comentó él preparando la mesa. —No tardara en llegar ya sabes quién.

Sonreí, estuve esperando tanto este día por semanas. Me dio un empujón a modo de juego cuando pasé a su lado y me fui a mi habitación para ducharme, afeitarme y acomodar mi cabello de una manera decente, en ese orden, después caminé hacia el closet y tomé una camisa blanca junto a unos pantalones de vestir negros y mis zapatos nuevos, la verdad es que iba muy elegante para la ocasión, pero quería dar una buena impresión.

— ¡Daniel! —me llamó mi hermano. —Llaman a la puerta.

—Aun no termino. —me senté en la cama y me ajusté los zapatos.

—Vale, voy yo.

Unos minutos después escuché voces provenir de la sala de estar así que me puse de pie y me di un vistazo en el espejo antes de salir. La verdad es que Ian y yo nos habíamos pasado toda la mañana preparando toda la cena y se notaba que estaba un poco cansado pero espero disimularlo muy bien.

— ¡Daniel! —gritó Kim en cuanto me vio.

Me acerqué y la saludé dándole un beso en su mejilla, ella me envolvió en un abrazo reconfortante y cálido que me hizo sentir un poquito mejor y menos nervioso, Kim tenía el cabello negro sujetado en una coleta alta, un maquillaje muy sencillo, vestido negro sin mangas que junto a sus tacones le daban un toque elegante y formal. Perfecto para la ocasión.

Fue entonces que mis ojos se desviaron a mi mejor amigo y su acompañante. Nicole. Tenía admitir que se veía muy bien con el cabello oscuro hecho ondas y el maquillaje neutro porque este hacia resaltar sus ojos verdes, además usaba un conjunto de blazer rojo y pantalón de lino que resaltaba con su piel blanca. No nos habíamos visto en meses y eso que regularmente venia a la ciudad a visitar a su novio. Sin embargo, dejé de lado nuestras diferencias y me acerqué para saludarla, por supuesto que mi actitud le sorprendió pero lo disimuló muy bien correspondiendo y dándome un sutil abrazo.

—Gracias por invitarnos. —Kim se veía muy contenta. —Odio los aviones pero vale la pena volar en uno si me reuniré con mi pandilla.

Sonreí.

— ¿Fuimos los primeros en llegar? —preguntó mirando alrededor.

—Creo que fuimos demasiado puntuales. —murmuró Frank.

— ¿Quién más va a venir? —Kim arrugó sus cejas.

Justo en ese momento alguien golpeó suavemente la puerta.

—Yo voy. —dije antes que nadie.

Casi tropiezo con el sofá al correr y alcancé a escuchar las risas de mis amigos cuando alcancé el pomo de la puerta. Al abrirla me quedé completamente abrumado por lo hermosa que se veía la chica que estaba frente a mí.

—Hola.

Me quedé sin habla, literalmente me perdí, pero gracias a que alguien se aclaró la garganta a mi espalda salí del trance en el que la chica de cabello rosa me había metido.

¡Siempre Nuestro! (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora