Capítulo 25

1.9K 197 26
                                    

¡DOBLE ACTUALIZACIÓN!

A MODO DE CELEBRACIÓN PORQUE EL PRIMERO LIBRO DE LA TRILOGÍA (¡ERES TÚ!) LLEGÓ A 600 MIL LECTURAS Y PORQUE ES COMO YO PUEDO AGRACEDERLES POR TODO EL APOYO QUE LE DAN A ESTA HISTORIA  DISFRUTEN.

Daniel

—Te amo. —susurré mirándola a los ojos. —No tenemos que quedarnos si no quieres.

Ella asintió y juro por dios que al ver como se le llenaban los ojos de lágrimas me daban ganas de querer regresar con esos idiotas y gritarles que se fueran. Había planeado toda nuestra cita desde el instante en el que ella aceptó y ahora estaba arruinada.

—Lo siento. —repetí por milésima vez. —Odio que te sientas así.

—Estoy bien. —intentó mostrarme una sonrisa pero no pudo, sabia lo mucho que esto le estaba afectando, ver a Estela debe causar malos recuerdos que desearía borrar. —Solo... vámonos de aquí, por favor.

—Iré por nuestras cosas. —le avisé y ella asintió abrazándose a sí misma.

Me pasé la mano por el cabello para mantener la compostura mientras me acercaba a nuestra mesa. Los chicos estaban bromeando cuando llegué y pude sentir los ojos de Estela sobre mi cuando me incliné para tomar nuestros zapatos.

—Oye amigo. —Wester se giró para mirarme. — ¿A dónde vas?

—No quiero ser un idiota con ustedes, pero arruinaron la cita que había preparado para Cami. —extendí la mano para tomar el bolso que se encontraba justo al lado de donde Estela se había sentado.

—Espera. —Klaus frunció su ceño. — ¿Ustedes dos...?

—Si, pero olvídenlo. —miré a Jack específicamente ya que él fue quien había traído a cierta chica. —Disfruten la mesa.

Me di la vuelta y me reuní con Cami que estaba esperándome justo al lado de la máquina de refrescos, se aseguró se ocultarse de las miradas curiosas y cuando me acerqué lo suficiente noté que se estaba pasando las manos por debajo de los ojos, maldita sea estaba llorando.

— ¿Todo bien? —preguntó irguiéndose como si no hubiera pasado nada.

No supe que fue lo que más me dolió, verla así o darme cuenta que estaba fingiendo que estaba bien.

—Vamos. —pasé mi mano por su cintura para llevarla al mostrador, nos sentamos justo al lado para cambiarnos los zapatos y entregarlos.

Unos minutos más tarde ya estábamos saliendo del lugar y abordando el BMW, abrí la puerta para ella y esperé a que se colocara el cinturón de seguridad antes de rodear el auto y reunirme con ella.

—Yo... —murmuró cuando terminé de hacer lo propio con el cinturón de seguridad. —Lamento haber arruinado la noche.

—No está arruinada. —dije girándome un poco hacia ella, las luces interiores del auto me mostraban su rostro afligido y un par de mechones de su cabello sobre su rostro.

—No debí de haber dejado que me afectara tanto —suspiró. —pero aun es muy reciente y...

—Oye. —la tome de la mano y sus ojos fueron directo a ellas. —Nadie te está culpando, mucho menos yo. Además nuestra cita aún no termina, tengo muchas cosas preparadas.

Sus ojos mieles se encontraron con los míos causando que una calidez se extendiera a través de mi cuerpo como un tranquilizante que no sabía que necesitaba.

— ¿De verdad? —pareció que mi respuesta la había animado.

—Si, así que espero no tengas planes porque esta noche será larga.

¡Siempre Nuestro! (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora