No se te vaya a ocurrir faltar a clases un día, porque te puedes perder de mucho.
Dos weones se agarran a combos, hacen guerra de galletones, alguien hace la cimarra, suspenden al mateo del curso, el más flojo se saca un 7, algún aweonao se saca la...
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— Como nadie se sacó un siete, bajaré la escala. — la profesora Chaerin anunció y los del curso celebraron inmediatamente.
— ¿No te sacaste el siete? — Doyoung le preguntó a Kun.
— No, habían varias preguntas que no entendí, pero yo pensé que tú te ibai' a sacar el siete. —.
— Ni siquiera estudié pa' esa prueba, weón, la hice al achunte. —.
— Ya, pero erí' el mateo del curso po', no es como que te fuerai' a sacar un rojo. — Ten le dice a Doyoung.
— Con la escala nueva tenemos tres sietes, chiquillos. — vuelve a hablar la profesora — Kun, Doyoung y Jisoo, los felicito. —.
— Me están webiando... — Sicheng se queja — ¿Cómo chucha se sacan buenas notas sin cachar nada? Yo me esforcé caleta y capaz que tenga un cuatro con cuea. —.
La profesora Chaerin se levantó de su escritorio y fué dejando las pruebas sobre las mesas, una por una.
— Revisen y avísenme si creen que hay un error con su puntaje, si están conformes con su nota, firmen altiro. —.
— ¡¿Me saqué un seis cinco?! —.
Doyoung se acercó para mirar la prueba.
— Bien ahí, bestie. — Ten le acarició el cabello — Me ganaste, yo me saqué un cinco ocho. —.
— ¿Viste que sí te fué bien? — Kun pregunta con una sonrisa — Y eso es porque te pusiste las pilas. —.
— Menos mal te pegaste la cachá' po', no queda nada pa' que acabe el año. — Ten le dice — ¿Estudiaste en tu casa? —.
Sicheng asintió.
— Yuta me ayudó, o sea, no es que sea muy mateo tampoco, pero ambos teníamos prueba de literatura así que aprovechamos de estudiar juntos. —.
— Aaaah, por eso no quisiste salir con nosotros ayer. —.
— Mmmh, sí, pero también tenía sueño. —.
— Seguro que el volaito te deja cansao', ¿o no? — Ten eleva una ceja, provocando un sonrojo en Sicheng.
Doyoung le pegó un leve wate.
Siguió su conversación hasta que dos golpes se escucharon en la puerta, la profesora se levantó para abrir.
— ¿Y usted? Tanto tiempo, joven. — salió de repente.
Los del curso quisieron salir también para saber quién era "el joven", pero no hizo falta cuando éste entró a la sala con la mochila en su espalda y una gran sonrisa.
— ¡Jungwoo! — Ten gritó con emoción, se puso de pie para ir y abrazarlo.
Y bueno, todos copiaron esa acción porque ahí adoraban a Jungwoo.
