No se te vaya a ocurrir faltar a clases un día, porque te puedes perder de mucho.
Dos weones se agarran a combos, hacen guerra de galletones, alguien hace la cimarra, suspenden al mateo del curso, el más flojo se saca un 7, algún aweonao se saca la...
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— ¡Hijo! — la señora Zhong abrazó a Chenle fuertemente.
— Hola, mamá. — dejó su bolso en el suelo.
Inmediatamente fué levantado por Pablo Mirán, el mayordomo —sí, tienen uno porque son cuicos, pero de los rial cuicos—, seguramente se lo va a entregar a una de las nanas de la casa para que se lo dejen en la habitación.
— Te extrañamos mucho, hijo. —.
Jisung entró y paró al ver a los papás de su pololo, los mayores también lo miraron.
— Entonces pidan disculpas, a Jisung y a mí. —.
— Lele... — el más alto le susurró para llamar su atención, pero Chenle no lo pescó.
— Hijo... —.
— Yo tambien los extrañé, pero dije que no volvería hasta que me acepten como soy, no quiero disculpas vacías. — se cruzó de brazos.
El señor Zhong suspiró.
— Lo conversamos varias veces con tu madre, al principio pensamos que era un arrebato más, pero como nunca nos llamaste... —.
— ¿Pensaron que los llamaría, después de todo lo que pasó? —.
— Hemos estado muy tristes desde que te fuiste. — su mamá le dice — Tú hermana no quería comer y no sólo porque te extraña, ella también te apoya. —.
— Claro que sí po', ella sí me quiere. —.
Jisung subió su mano hasta la espalda de Chenle y dejó suaves caricias, lo sentía muy tenso.
— Nosotros te amamos también, hijo, tú no lo sabes pero cuando te fuiste de la reunión familiar, nosotros discutimos con tus tías y tu abuela para defenderte —.
Chenle frunció el ceño.
— ¿Cómo? —.
— Queríamos decirte que no necesitabas irte, por más que te hayamos dicho cosas muy feas, no podríamos rechazarte. —.
— Pero no contestaste las llamadas, tampoco quisimos ir a la casa de Jia porque seguramente también está enojada con nosotros. — su papá habla, mirando al suelo.
— No solo con ustedes, es con toda la familia. —.
— Y lo entiendo, ella sí es una buena mamá, yo me siento muy mal porque puse muy triste a mi único hijo varón. —.
Chenle no se aguantó más y la abrazó.
Siempre ha sido muy mamón, así que su mamá le había hecho falta.
— Perdónanos, hijo, juramos jamás volver a juzgarte con tus decisiones. —.
