Emilia no mentía cuando decía lo guapo que era su nuevo romance. Honestamente, podría ser catalogado dentro de uno de los chicos más guapos que he visto. A medida que la muchacha se acerca a Axel y a mí en medio de todo ese gentío que no sé de dónde ha salido, vistiendo un disfraz de diabla al igual que su cita, tengo un poco de tiempo para examinar más al muchacho; su piel negra, brillante y perfecta, su barba cortada de manera completamente simétrica, su cabello cubriendo su cráneo de manera prolija y su extraordinaria altura. Sólo tengo una cosa para decir; wow.
— ¡Vinieron!— exclamo entusiasmada, feliz de que mi amiga se esté dando la oportunidad de ser románticamente feliz.
— ¡Si! ¡Aquí estamos!— se acerca Emilia, cogiendo la mano de su enamorado para acercarlo hasta donde estamos nosotros. El muchacho levanta la mano para saludarnos y nos da una rápida sonrisa a ambos, dejando al descubierto esa perfecta hilera de dientes blancos— él es JP.
— Hola, JP— decimos nosotros al unísono.
— Hola— se presenta él— me gustan sus disfraces— él nos indica con el dedo, provocando que Axel y yo bajemos automáticamente la mirada hasta nuestra vestimenta. Honestamente, nos hemos esforzado.
Axel está vistiendo una camisa roja abierta que deja al descubierto su trabajado pecho y se ha pintado la boca de rojo intentando hacerlo parecer como sangre. También se ha comprado esos pequeños cuernos de diablo que casi todo el mundo en esta fiesta está usando. Creo que además de mí, he visto a otras dos personas vestidas de ángel, y no sé si se le puede llamar así a andar vestido de blanco.
Yo me empeñé tanto en mi disfraz como ningún otro halloween; quizás porque somos los dueños de casa. Bueno, Axel lo es, pero ya saben a lo que me refiero.
Me he puesto un corsé de encaje blanco con transparencias en el abdomen que se ajusta perfectamente a mí cuerpo y lo moldea de manera espléndida, una falda del mismo color que se transparenta y que es tan corta que, una vez que me la he puesto, ha parecido más como un pequeño pareo que como una falda. Llevo unas calcetas blancas y las he acomodado hasta un poco más arriba de las rodillas para dejar al descubierto tan sólo mis muslos mientras he vestido mis pies en unos tacones que le hacen juego, y unos guantes del mismo color, también levemente transparentes, que se acomodan hasta arriba de mis codos. Pero esa ni siquiera es mi mejor parte favorita de mi disfraz; son las alas que parecen hechas de plumas reales, y que ni siquiera son pequeñas como esas que compras en el supermercado.
Intenté gastar lo menos posible en el resto de la vestimenta para poder concentrar todo mi esfuerzo en esas alas; he comprado el corsé de encaje en una tienda de lencería de segunda mano y la falda la reutilicé después de haber sido quien me acompañó hace varios años atrás en un baile de la escuela. Las calcetas me las prestó Emilia y los tacones blancos los tenía mi madre.
Lo único en lo que gasté más dinero fue en esas alas, y creo que valió un poco la pena porque todo el mundo se las queda mirando; pareciera como si salieran de mi espalda, pero eso es solamente porque la pequeña tira que se sujeta alrededor de mis hombros bajando por mi axila es transparente.
Las plumas no son reales, obviamente, pero pareciera como si lo fueran, y se desprenden desde lo más alto de mi cabeza hasta lo más bajo de mis glúteos, dibujando una curvatura en el medio que parece ajustarse a mi cintura a la perfección.
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Volviendo a ti
Teen FictionDamián esconde muchos secretos detrás de esos cristalinos ojos celestes; pero no se atreve a abrirse con nadie... hasta que llega Carla. Cuando Damian Gutiérrez, su mejor amigo de infancia, llega de vuelta a la vida de Carla, todo parece ponerse pat...