El rostro de Damián y la manera en la que me habló hoy me han mantenido despierta durante tanto rato que el reloj ya marca las dos de la madrugada y yo todavía no logro conciliar el sueño. Hay un pensamiento molesto que no me permite respirar bien, así que me pongo de pie a husmear entre mis cosas hasta que encuentre lo que estoy buscando.
Obviamente, después de lo que ocurrió tuve que contarle a Elton todo lo que sucedió mientras hacíamos nuestro camino de vuelta a casa; le hablé sobre las vacaciones y sobre mi cumpleaños y su respuesta no fue tan distinta a la de Emilia, a quien también llamé para contarle lo que ocurrió hoy.
Como es de esperar, mi mejor amiga está de parte de que nos convirtamos en una especie de super-espías para descubrir qué ocurrió, pero después de aquella reunión en casa de Damián de la que fuimos completamente sacados, no sé si me queda ánimo para entablar una conversación con él, por más genuina que parezca.
Si Damián no quiere saber nada de mí, ¿por qué debería yo insistir en buscarlo y hablarle?
Suelto un enorme suspiro y comienzo a coger todas las cajas que están al fondo de mi blanco armario de dos puertas; esas que contienen cosas que quizás son importantes pero realmente no podría saberlo porque nunca me doy el tiempo de examinarlas.
Voy abriendo las cajas una por una para ir encontrando todo tipo de cosas; desde fotografías hasta lápices y libros sin leer, y estoy a punto de darme por vencida cuando noto entre medio de todo eso un pequeño paquete de color rosado.
Mi corazón inmediatamente se hace un nudo; mi primer instinto es dejarlo ahí, pero ese instinto se ve esfumado rápidamente por la manera en la que mi mano coge aquella bolsa y descubre lo que hay adentro: el anillo de fantasía que Damián me dio hace cinco años atrás, solo unos minutos antes de marcharse para siempre.
El anillo ya está un poco viejo y la fantasía ha hecho lo suyo; se ve desgastado y el corazón de al medio luce desteñido, pero todavía entra en mi dedo índice.
Recuerdo haber usado ese anillo durante meses con la esperanza de encontrarme a Damián por la calle un día cualquiera y que note que todavía lo recuerdo, pero nunca sucedió y, eventualmente, esa joya cayó directo en una caja de cosas antiguas y que ya nunca volvería a usar.
El recuerdo de Damián usando mi pulsera en su muñeca hace que yo me sienta inexplicablemente extraña; ¿Por qué todavía lleva aquel recuerdo que le di? ¿Cómo es posible que se haya aferrado a un objeto pero me haya olvidado a mí con tanta facilidad?
Me pongo a ordenar las cosas una vez más y, no sé porqué, pero dejo el anillo fuera de esas cajas y lo pongo encima de mi velador sólo por si acaso.
Cuando finalmente logro conciliar el sueño el reloj marca las seis de la mañana, así que no es sorpresa que, cuando vuelvo a despertar, el reloj marca las dos de la tarde y yo ya he perdido todas las clases que tenía en el día.
Afortunadamente sólo es la primera semana de clases, así que asumo que nada importante sucedió esta mañana. De todas maneras, decido responderle a Elton los mensajes de texto y le pido que, por favor, me ponga al día con todo.
Mi casa se escucha silenciosa, al igual que siempre, y cuando bajo las escaleras noto que mi madre no está; probablemente ya se fue al trabajo y ni siquiera notó que yo seguía durmiendo; o peor aún, ni siquiera le preocupó.
Yo suelto un suspiro por lo bajo; dos golpes en la puerta y la preocupación de estar aún con pijama me asaltan de repente, pero aún así camino para ver quien se encuentra del otro lado.
Es mi novio quien se ve, de alguna manera, preocupado. Él se balancea de un lado hacia otro y su pie se mueve con nerviosismo como si no pudiera aguantar más rato para hablar conmigo. Yo frunzo el ceño de inmediato y me hago a un lado para que entre.
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Volviendo a ti
Novela JuvenilDamián esconde muchos secretos detrás de esos cristalinos ojos celestes; pero no se atreve a abrirse con nadie... hasta que llega Carla. Cuando Damian Gutiérrez, su mejor amigo de infancia, llega de vuelta a la vida de Carla, todo parece ponerse pat...