9. Una vuelta al pasado.

820 57 2
                                    

Me cubro el rostro con la almohada y ahogo un grito. Es sábado, son las ocho de la mañana y la música se escucha a todo volumen por el vecindario. Doy unas cuantas vueltas en la cama hasta que finalmente decido despertar; los recuerdos llegan a mi mente como de golpe y la noche anterior se repite en mi cabeza una y otra vez, sobre todo la parte en la que Damián corría para pedirme que me quede.

Yo dejo salir un enorme resoplido y niego con el rostro como si alguien pudiera verme dentro de este cuarto. Me levanto de la cama rápidamente y reviso mi teléfono celular solamente para encontrarme con un montón de mensajes de texto; Aylen preguntándome si estoy bien, Elton pidiéndome que le avise a lo que llegue a casa, Emilia ofreciéndose para venir a hacerme compañía a lo que ya no esté con Alex y...un número desconocido.

No necesito ser demasiado sabia para saber de quien se trata; después de todo, es la única persona nueva que ha entrado a mi vida en el último tiempo además de Aylen. 

Mi corazón rápidamente comienza a latir con ansias y no puedo hacer otra cosa que lanzar el celular lejos, provocando que este rebote en mi cama. Yo miro hacia todas direcciones mientras la escandalosa música suena a lo lejos. 

— Tranquila, Carla— me digo a mí misma— ni siquiera has leído ese mensaje aún. Probablemente ni siquiera es de él. 

Yo asiento una y otra vez hasta que me lo termino por creer.

Cojo el teléfono de vuelta y, antes de que pueda leer las palabras que se desplazan de aquel mensaje de texto, una llamada entrante ingresa a mi teléfono y ni siquiera debo observar la pantalla para saber que es Emilia. 

— Sé lo que vas a decir— le aseguro, caminando hasta mi ventana para abrir las cortinas y ver a qué viene tanto alboroto. El suspiro de mi amiga se escucha del otro lado casi como si estuviera agotada. 

— Sé que dije en algún momento que Alex era un buen chico, Carla, pero honestamente, no sé qué le sucedió. Es un fastidio. 

Yo asiento; estoy de acuerdo con lo que ella está diciendo. Alex no siempre fue así de despreocupado y mal novio y yo no siempre sentí esta frustración cada vez que alguien menciona su nombre. 

— ¿Dónde estás?— pregunta ella de repente. Yo clavo la mirada en el motivo de aquel escándalo. 

— En mi casa— digo apenas. Puedo dibujar la mirada de confusión de mi amiga en mi mente incluso cuando no la estoy observando. 

— ¿Y qué es esa música?

— Alguien se está mudando a la antigua casa de Damián— le explico. 

— ¿Otra vez?— pregunta sorprendida. Increíblemente, un montón de gente ha ido y venido a quedarse a ese lugar a lo largo de los años, pero nadie parece realmente querer estar allí porque todos desaparecen al cabo de unos meses. 

Quizás ellos sienten que no es su hogar porque, en el fondo, ese rincón del mundo siempre ha estado reservado para Damián. 

— Si, aunque la familia anterior duró un buen rato—le aseguro. Puedo sentir cómo ella suelta un enorme suspiro desde el otro lado. 

— Quizás Damián dejó una maldición en esa casa antes de irse. 

Yo dejo salir una pequeña risita por lo bajo y observo al nuevo residente bajar sus cosas de un enorme camión mientras escucha una escandalosa canción de rap. 

Charlo con mi amiga durante unos cuantos minutos más hasta que finalmente decido que es momento de ir a desayunar. Mi madre sigue durmiendo y en la casa no se oye ruido alguno además de la música proveniente de afuera. Como es usual, pareciera que este hogar estuviera conformado de fantasmas.

Volviendo a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora