Damián se encuentra del otro lado del mesón de su cocina, picando unas cuantas verduras y cantando al ritmo de Billy Joel como si mi mundo no se hubiera desmoronado hace unos días atrás.
Emilia no me contesta los mensajes y Elton ni siquiera me quiere mirar. Me han dicho que debo elegir entre Damián o ellos, así que la única persona que me queda es Axel, pero no sé si pueda decirle a él también mi secreto sin que me juzgue como si yo fuera la mayor estúpida de la tierra.
Damián sabe hay algo raro conmigo a pesar de que he intentado pretender que todo anda bien. Me ha preguntado como cinco veces hoy si hay algo que me preocupa; supongo que son las desventajas de salir con alguien que te conoce tanto. Es imposible mentirle en su propia cara y esperar que se quede tranquilo con esa respuesta.
Yo estoy del otro lado, sentada en uno de los taburetes, tomando una copa de vino y dejando que mi mente divague una y otra vez. No sé cómo decirle todo lo que tengo para decirle, y, por si fuera poco, el muchacho ha decidido cocinar sin playera. De repente mi atención se ha dividido en dos; la atormentada reacción de mis amigos y los tatuajes dibujados en los músculos de Damián.
— Sabes que puedo saber cuando algo anda mal, ¿no?— dice él de repente, haciendo que yo dé un respingo. Está comenzando a oler como a orégano y albahaca. Nunca en la vida me imaginé que además de todas sus buenas cualidades, también supiera cocinar de forma casi perfecta.
— No hay nada mal— contesto en medio de una pequeña sonrisa. Sus ojos no se apartan de la tabla de verduras y sus manos sujetan con fuerza ese cuchillo de borde azul— sólo me es imposible concentrarme cuando andas por la vida luciendo así.
Él deja de hacer todo lo que está haciendo para clavar sus ojos en los míos. Una coqueta sonrisa se ha apoderado de la comisura de sus labios y su ceja se ha alzado en mi dirección pareciendo ser más una propuesta que una pregunta.
— ¿Me estás queriendo decir que quieres que vayamos a la habitación ahora mismo?— pregunta, apagando el fuego de la salsa que estaba preparando y apartando las verduras a un lado.
Antes de que yo pueda responder siquiera, Damián cruza rápidamente por el mesón y corre hasta mí para coger mi cuerpo entre sus brazos. Sus manos viajan por debajo de mis piernas para sostener mis muslos con fuerza, obligándome a que mis brazos se apoderen de su cuello firmemente para no caer.
Una enorme carcajada se apodera de mi garganta cuando noto cómo me lleva cargada hasta su habitación, olvidando por completo que estaba preparando la cena.
— ¡Damián! ¡No puedes hacer tanta fuerza!— le recuerdo cuando ya estamos llegando— ¡Ulises dice que se puede abrir tu herida!
— Oh, Carla— él me deja caer suavemente encima de la cama— no menciones a Ulises cuando en mi mente sólo pienso en follarte.
Yo río nuevamente, y él se deja caer a mi lado, esta vez para atraerme a su cuerpo con dulzura. La banda que cubre su herida sigue allí, pero el rojo ha desaparecido y él ya no se queja tanto por el dolor.
Su mano se apodera de mi abdomen con firmeza y viaja lentamente hasta donde se encuentra mi mejilla, en la que deposita delicadas caricias. Nuestros ojos están clavados en los del otro y esa sonrisa torpe que se ha apoderado de mí parece haber sido traspasada hacia él.
— Estoy tan enamorado de ti, Carla— susurra. Mi estómago de repente se hace un nudo; lo dice tan en serio como nunca. Su mandíbula se ha tensado, sus músculos se han contraído y sus ojos buscan desesperadamente por una reacción de mi parte.
— Y yo de ti, Damián— musito.
Él no necesita nada más para que nuestros labios se junten; primero de manera tranquila, calmada, suave, y luego de manera apasionada. Damián deposita suaves besos en las comisuras de mi boca y luego se atreve a morder un poco, siempre con cuidado, como si estuviera a la espera de que yo le pida que se detenga.
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Volviendo a ti
Novela JuvenilDamián esconde muchos secretos detrás de esos cristalinos ojos celestes; pero no se atreve a abrirse con nadie... hasta que llega Carla. Cuando Damian Gutiérrez, su mejor amigo de infancia, llega de vuelta a la vida de Carla, todo parece ponerse pat...