Capítulo 28

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La fiesta terminó a las 4am, Amy, Shadow y Silver esperaron a que todos se fueran, incluyendo a María, quien se había despertado sin darse cuenta de su nuevo estilo, y como todos estaban ebrios, nadie se lo mencionó tampoco. Shadow se retiró poco después mientras que Amy se quedaría a dormir ahí.

(...)

-Ey, dormilona, despierta, ya casi van a ser las 3 de la tarde.

-Silver, por Caos, te pareces a mamá, déjame descansar.

-Pero ya es tarde, ¿quién me va a ayudar a limpiar?

-Bien, bien, ya voy, pero deja de joder.

-Enojona, por cierto, ¿qué vas a querer de comer? Podemos pedir o calentar un poco de lo que sobró ayer.

-¿Qué sobró?

-Mmm... Pizza y más pizza.

-Con la pizza estoy bien, ¿ha pasado algo mientras dormía?

-No realmente.

-Bueno, no sé que esperaba, sé que a mamá no le importo.

-Ciertamente tu mamá cambió desde... Aquello... ¿Qué pasó?

-Realmente no quiero hablar de eso.

-Vamos, soy como tu hermano, puedes ser sincera conmigo.

-Pfff... Está bien, como sabes, papá y mamá siempre discutían, siempre creí que era por mi culpa, después descubrí que mamá siempre discutía con papá porque él perdía dinero apostando, pero mamá cambió desde que perdió contra papá en el tribunal, él ganó mi custodia, al menos por tres años, ya sabes, aquí ya eres mayor de edad desde los 16, aunque en otros lugares es hasta los 18, en fin, papá puso una orden para que mamá no pudiera acercarse a nosotros y supongo que a raíz de eso cambió su comportamiento, cuando le dije que me mudaría con ella, papá estuvo de acuerdo, se puso triste, pero él sabe a que vengo, a mamá no le he dicho nada y parece que no le importa, ni siquiera se molestó en saber si estaba bien cuando entré al hospital, ni cuando no llego a casa, si como algo o no, el primer día actuó tranquila y como siempre, pero simplemente lo noto, a ella no le importo -de repente, un nudo se formó en mi garganta-.

-Amy... -me abrazó sin pedírselo, la verdad es que yo no lo resistí, todas estas emociones que traté de guardar estaban saliendo, simplemente lloré - ahora estoy aquí para ayudarte.

-¿Es... paté-tico, no? No puedo... Dejar de... Llorar...

-No lo es, eres fuerte, yo lo sé. Has soportado mucho y es bueno y sano llorar, tranquila, aquí estoy.

Hace tanto tiempo que no me sentía así, débil, pero al menos sabía que Silver no me juzgaría ni me trataría mal, simplemente sentía sus manos recorrer mis púas lentamente, hasta que por fin me calmé, empezamos a contar chistes mientras limpiábamos la basura que había quedado, comimos y salimos a caminar, y aunque se me hacía raro que María no haya hecho escándalo todavía, estaba más tranquila.

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