Prólogo

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Esto no podía estar pasando...

Sólo podía escuchar las risas de todos los presentes, risas dirigidas a la chica cubierta de pintura, plumas, harina y huevo de pies a cabeza, mientras lloraba y permanecía ahí parada, inmovilizada, en shock. Sip, esa chica soy yo.

Lloraba de impotencia, de rabia, y mientras cubría mi rostro, me hacía paso para correr lejos del escenario.

Todo este tiempo me habían estado mintiendo.
¿¡Cómo pudieron haberme hecho esto!?
¡Tenía que ser una pesadilla!
Me pellizqué y comencé a llorar más viendo que no era una pesadilla

-No iba a dejar que esto acabara aquí... Les regresaría cada gramo de dolor y humillación -pensé-.

RevengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora