Capítulo 10

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Después del "sencillo" calentamiento, nos dividieron en dos grupos, para jugar quemados. Por mi parte, no dejaba de sentir la mirada de Sonic desde hace 10 minutos. Me estaba incomodando... Por obra del destino, Shadow quedó en mi grupo y Sonic en el otro, junto con Sally, quien me miraba con odio, parece ser que quitarle la atención de su novio la hizo enojar.

Al sonar el silbato salí corriendo por dos balones, lancé uno contra un chico al lado de Sally, a ella la dejaría para el final.

Poco a poco se fueron eliminando personas de nuestro equipo y del otro, quedándonos sólo Shadow, Sonic, Sally y yo, que ironía. Sonic gruñía cada vez que Shadow evadía sus balones y Sally igual cuando yo esquivaba los suyos.

-¡Parece que aprendiste nuevos trucos por allá, Rose! –me decía Shadow al mismo tiempo que esquivaba los ataques de Sonic, causando que éste último gruñera. Me causaba diversión verlo así-.

-¡Argh, deja de moverte! –gritó la ardilla, frustrada -.

-Si me quedara quieta no sería divertido, además de que sólo se apreciaría más tu pésima puntería!

Ella lanzó un último balón, que casi me rozó todo por ver su expresión, pero valió la pena. Antes de que arrojara otro, yo lancé uno con un poco de fuerza, el cual dio directamente a su estómago. Cayó de rodillas, fingiendo mucho dolor, Sonic rápidamente se acercó a ella.

-¿Te encuentras bien? – le preguntó una vez que llegó a su lado-.

-N-no... Lo hizo a propósito.

Ay, por favor, ni siquiera a mí me hubiera derribado eso. El profesor se acercó a ella y luego me miró a mí muy molesto.

-¡Rose, después de clases vendrás a limpiar la cancha como castigo!

Miré a Sally, quien sonreía victoriosa. Si será...

(...)

-¡Estúpido profesor, estúpido juego, estúpidos balones y estúpida ardilla! – Grité mientras recogía los balones regados, por Caos, parecía que hubieran miles de ellos-.

-Parece que no fui el único con un mal día, ¿eh? –Reconocí la voz de Manic a mis espaldas y volteé a verlo, lucía cansado y tenía un rasguño recién hecho en la mejilla-.

-¿Y a ti qué te pasó?

-Nada importante.

-Dime que al menos le diste un golpe – susurré mientras tocaba con mi dedo su herida, se quejó un poco y negó con la cabeza. – Genial.

Dejé de tocar su mejilla y seguí recogiendo los balones. Él me ayudó.

-Oye Amy, ¿quieres salir el sábado? –preguntó repentinamente, lo miré sorprendida y empezó a alterarse – D-Digo, sólo si quieres...

-No, gracias. Tengo cosas que hacer. – Vine aquí a vengarme, no a conseguir novio, le agradecí que no insistiera y guardé el último balón -.

Fui a los vestidores, para cambiarme y, una vez cambiada, salí de la escuela, pues ya era lo único que quedaba por hacer. Por lo menos hoy no llovería, lo cual era bueno, pero hacía mucho calor y sol y yo vestía negro de nuevo.

Comencé a caminar, pues sabía que ella no vendría por mí. ¿por qué no solo me compraba un auto y ya? Todo sería más fácil.

Miré a mi alrededor y cruzando la calle había una heladería, fui directo a ella cuidando que nadie me atropellara, suficiente tuve con recoger balones como para también lidiar con conductores. Una vez que crucé, entré al local.

-Buenas tardes, ¿qué le puedo servir? –Preguntó amablemente el chico del mostrador una vez que me acerqué-.

-Me da uno sorpresa, ¿por favor?

Yo sólo soy amable con quien lo es conmigo, es así de simple. Él sonrió y fue a buscar mi pedido. Miré alrededor, sólo había una mesa, Sally y su grupo estaban ahí, es raro que no haya muchas personas siendo que hace calor, o tal vez sólo yo tenía mucho calor.

-Aquí tiene.

-Gracias – le dije y pagué, para después sentarme en una mesa, ellas no notaron mi presencia así que iba a disfrutar de mi helado tranquilamente, no iba a arriesgarme a que se cayera, sería una desgracia.

-No pensé encontrarte aquí – paré en seco al escuchar su voz, levanté mi vista del helado y me encontré con unos ojos color ámbar-.

Ay, no, tú no, por favor.

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