Capítulo 43

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Me pregunto qué querrá ahora María, ¿de verdad no entiende que ya no quiero tener nada que ver con ella? Me hizo llegar una nota que decía: "tengo que hablar contigo", pfff, por favor, ¿de qué quiere hablar? ¿Será que quiere que le deje en claro que la odio? Los exámenes empezaron, aunque bueno, estudiar no era necesario para mí, parecían exámenes para niños de primaria.

-¿¡Pero qué carajo es esto!? - me reí internamente ante el comentario de Rose, se ve que el profesor le puso el exámen difícil -.

Basta, señorita Rose! ¡Hará su exámen afuera! ¡Largo!

Ella se levantó de su lugar notablemente irritada, iba a decir algo cuando escuché un comentario que odié, supongo que trató de decirlo lo más bajo que pudo para que mi perfecto oído no escuchara, pero vamos, soy la forma de vida perfecta, nada se me escapa.

-Igual no merecía estar aquí esa zorra.

Volteé en esa dirección y la fulminé con la mirada, Sally sólo me vió asustada y se puso a hacer su exámen "en paz"

Cuando terminó, Rose regresó al salón y las siguientes horas fueron exactamente iguales, exámen, exámen, exámen. Al sonar la campana que indicaba el receso, salí casi corriendo, no quería dejar a Rose sola pero tampoco quería exponerla en caso de que María se vuelva loca. No me dijo a dónde quería que habláramos, por lo que estuve paseando por los pasillos, luego Sally se acercó y me dijo que María me esperaba afuera, frente al árbol en el que suelo sentarme con Rose.

Me acerqué, no estaba Rose ahí, quizá subió a la azotea, pero ella si estaba ahí, parecía estar hablando por teléfono así que no me acerqué hasta que terminó, mientras esperaba escuché pasos acercarse, ignoraré eso por ahora.

-¿Y bien, qué quieres?

-Ush, ¿no ves que estoy hablando? Ah, genial, colgó.

-¿Ya me vas a decir para qué rayos me citaste?

-Tranquilo, Shady mío, sólo debía aclarar un pequeño asunto contigo, ¿sabes? Ya no me gusta que estés con la rata rosada, aunque eres un buen actor, mira que ponerte en mi contra sólo para hacerle creer que de verdad eres su amigo, qué encanto, aunque eso se acabó, te lo prohíbo.

Entonces fue cuando noté quién estaba detrás del árbol, era Rose, salió corriendo

-¡Rose, espera!

Traté de alcanzarla, pero María me detuvo.

-Te dije que te lo prohíbo, ya no necesito que seas su amigo.

No pude más, la rabia me consumió, la jalé hacía mi con todas mis fuerzas y le solté un puñetazo en la cara, ella cayó y luego me vió asustada, aunque no me importó, ahora mismo debía encontrar a Rose, salí corriendo en la dirección en la que ella corrió, pero no lograba hallarla, ¡maldita sea! Busqué por todos lados, traté de concentrarme y escuchar mejor, pero no, nada. Sonó la campana, decidí dar una última vuelta al patio, pero no estaba, regresé al salón, fui el último en entrar y para mi sospresa ella se sentó al lado de la rata azul, genial.

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