Capítulo 21

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Abrí mis ojos, la cabeza me daba vueltas y aún veía borroso.
Unos minutos después, mi vista empezó a aclararse.

-¿Estoy en un... Hospital?

-Rose... - volteé y ahí estaba él, sentando a un lado de mí, su semblante cambió de preocupación a alivio -. Me alivia que estés despierta ya.

-¿Por qué estoy en el hospital? ¿Mamá está aquí?

-Estás aquí por hacerte la heroína y cubrirme de un golpe que no me hubiera hecho ni cosquillas, boba. Y no, Silver está esperando fuera.

-Ya lo recuerdo... Pero Silver no es familiar mío.

-Ya lo sé, llamó a tú mamá, pero ella estaba en una reunión importante, entonces afirmó por celular que Silver es tu hermano y tiene 18 años.

-Bueno, no me sorprende que para ella sean más importantes sus cosas que yo.

-Creo que sólo te hace falta una revisión y podrás irte a casa - él posó su mano en mi frente-, parece que ya no tienes fiebre, eso es bueno - después deslizó su mano hasta mi mejilla y la acarició con su pulgar, a los pocos segundos entró un doctor-.

-Perdón, joven Shadow, le haré una revisión y si todo está en orden, la daré inmediatamente de alta, salga por favor.

Él se separó y salió. Unos cinco minutos después el doctor aseguró que estoy bien y me dejó irme.

-¡Amy! ¡Que bueno que estás bien! ¡Me tenías preocupado! - él me abrazó, por lo que yo lo separé y le enseñé mi lengua- Ay, que infantil eres, déjame firmar algunos papeles y podremos irnos, ¿bien?

-¿Y Shadow?

-Él se retiró, me dijo que tenía que ir a casa.

Después de que Silver firmara los papeles, salimos y caminamos tranquilamente hasta mi hogar.

-Aún no puedo creer que mamá dijera que eres mi hermano.

-Bueno, nos conocemos desde pequeños, así que es normal, además de que yo soy mayor que tú. Ya sabes cómo es tu mamá.

-Por eso preferiría estar con papá, pero tengo que cumplir con mi venganza.

-¿Cómo piensas vengarte de María? Te ayudaré.

-Aún no lo sé, es complicado.

-¿Por qué es complicado?

-Es intocable mientras tenga a los profesores de su lado, además de que no encuentro cómo acercarme.

-Sí quieres, puedo ayudarte.

-¿Cómo podrías ayudarme tú?

-Oye, eso duele. En fin, ¿recuerdas a la gatita lavanda con la que hablaba aquel día?

-Sí, la recuerdo, ¿qué con ella?

-Ella conoce a María, y también le tiene un poco de rencor, creo que podría ayudarnos.

-¿Tu papá es famoso y rico, verdad?

-Sí.

-Y pronto cumplirás 18, ¿verdad?

-Sí, en 3 días.

-Haz una fiesta e invítalas.

-No lo sé, Amy, es difícil convencer a papá.

-¿Crees que te deje hacerla si se lo pido yo? Vamos a tu casa, ahora.

(Media hora más tarde...)

-¿Papá? Ya estoy en casa.

-Bienvenido, Silver - él volteó en nuestra dirección y de inmediato sonrió- !Oh, Amy, qué alegría verte por aquí! Mi esposa y yo te extrañábamos.

-Oh, hola Sr. Gray, siempre es un gusto verlo y a su esposa.

-¡Pero mira que alta estás! Y también dejaste que crecieran tus púas, recuerdo cuando eras una pequeña niña, Silver no te dejaba ni un segundo sola.

-Papá...

-Ja, ja, lo recuerdo.

-Pasen, pasen, en un momento serviremos la cena.

Silver suspiró y me invitó a pasar, me senté y él junto a mí.

-Me sorprende que tú papá me reconociera.

-Si yo pude reconocerte aún con tus púas largas y tus ropas lúgubres, ¿por qué mi papá no?

-Bueno, nadie sabía quien era en el colegio hasta que me presenté.

-Ja, ja, no puedo creerlo.

-¡Es verdad!

-Bueno, srita. Lúgubre, le avisaré a tu mamá que estás en mi casa, no tardo.

Segundos después de que Silver se fuera, apareció su mamá, estaba tan linda como la recuerdo.

-¡Amy! Qué alegría verte, veo que has cambiado tu peinado y tus vestidos.

-Hola Sra. Gray, también la extrañé -me levanté y fui a abrazarla, después me senté-.

-¿A qué debo tu presencia? Hace tiempo que no venías a visitarnos.

-Sí, han pasado muchas cosas... Es sobre el cumpleaños de Silver.

-Es en 3 días, lo sé, aunque tenemos un viaje de negocios que hacer...

-Quería hacerle una fiesta sorpresa, pero dice que no estarán...

-Oh, no te preocupes cariño, él se quedará en casa, sólo cuídenmela y nada de alcohol, ¿está bien?

-!Gracias! Nada de alcohol, se lo juro.

Al poco tiempo llegaron Silver y su papá, venían acompañados de meseros, sirvieron la cena y nos dispusimos a comer.
Al final, el papá de Silver aceptó y le dejó las llaves, pues se irían en la mañana. Me dejaron en casa y yo me subí a dormir, mañana sería un gran día.

RevengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora