Capítulo 5

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Desperté poco después debido al hambre. Lo había olvidado, no había podido comer nada, genial.

-Estúpida María - susurré mientras me acomodaba de nuevo-.

Podría ir a la cafetería de nuevo, pero, lamentablemente, a esta hora ya está cerrada.

Levante mi rostro después de notar una sombra cerca de mí, encontrándome con un camaleón morado, quien me acerco una bolsa de papel, yo la miré dudosa.

-Tienes hambre, ¿no? Toma.

-¿Qué quieres a cambio? Nadie ofrecería su almuerzo así como así, menos a una extraña

-Sólo quiero que hagas silencio para que pueda dormir, ¿sí?

-Bien.

Tomé la bolsa, aún dudosa, y ví el contenido. Era un emparedado de atún, junto a una manzana y un jugo.

-Gracias - él sólo se encogió de hombros y enroscó su cola en una rama, para así quedar boca abajo-. Pero... ¿No te dará hambre después?

-No te preocupes, siempre traigo doble, yo ya almorcé.

Era extraño ver a alguien dormir así, es como si no temiera caer.
Empecé a comer, todo estaba buenísimo, poco me importó verme devorando sin compasión la comida, en verdad tenía hambre y eso nadie lo cambiaría.

-Wow, qué modales, señorita -me decía mientras reía bajito-.

-Qué le den a los modales, ¡esto está delicioso!

Cuando terminé de comer, agradecí nuevamente, sabía que tenía la cara llena de atún y manzana, pero no me importa, la comida se hizo para disfrutar, ¿no?
Me recosté de nuevo y al poco tiempo me quedé dormida

(Un rato más tarde...)

Desperté de nuevo debido al sonido de la campana, él ya no estaba, me hubiera gustado saber su nombre...
Miré a mi costado y encontré una servilleta y debajo de ella una nota.

"Para la señorita llena de modales, admiradora de comer rápido.
          
                                 Atte: Espio"

Eso me había hecho sonreír. Entendía perfectamente su sarcasmo, pero yo sí tengo modales, aunque hoy haya carecido de ellos a causa del hambre.
Me limpié la cara, me levanté y me sacudí. Al menos ya sabía su nombre.

Caminé al interior del edificio y me dirigí a mi aula. Pero al llegar e intentar abrir, noté que estaba cerrada. Toqué la puerta y al instante alguien abrió.

-La clase comenzó hace 15 minutos, señorita.

¿Qué?

-Pero... El timbre acaba de sonar...

-Sin excusas, está clase siempre empieza 15 minutos antes y, si usted no pregunto, es su problema, ahora tengo una clase que dar. Permiso.

¡Y me cerró la puerta en la cara! ¡Al diablo con él! Ni siquiera por ser la nueva... Definitivamente alguien estaba en mi lista negra a partir de ahora.

-¿Verdad que es estricto? -Giré sobre mis talones al escuchar la voz, encontrándome con un erizo verde que me miraba con interés-.

-Lo es... Y nadie me comunicó nada, que es peor... ¿Cómo quería que lo supiera? - Oí como rió bajito y luego ví que extendió su mano hacia mí-.

-Soy Manic. - Le correspondí el saludo y luego empecé a bajar las escaleras seguida de él-.

-Amelia Rose.

-¿Perdón?

-Soy Amelia Rose, pero me puedes decir Amy.

De alguna manera, él me caía bien.

-Amm... ¿Por qué tampoco estás en clases? - Pregunté y él volvió a reír-.

-Por la misma razón que tú, sólo que yo llegué tarde a propósito. La verdad es que me cae muy mal.

Después de responder, empezó a buscar en sus púas y sacó unas baquetas, creando melodía por donde pasábamos.

-Bueno, al menos no soy la única.

-Dime, ¿tienes hermanos? - Negué con la cabeza mientras llegábamos a mi casillero y lo abría - ¿Hija única? Qué suerte, yo tengo una hermana y un hermano, a veces son molestos.

-Por lo menos tienes con quien hablar al regresar a casa -respondí mientras cerraba mi casillero - Adiós, Manic.

Él también se despidió y decidí irme, las últimas 2 horas eran con ese profesor y yo ya no tenía esperanzas de entrar. Normalmente mi casa está vacía hasta el anochecer, que es la hora en la que llega ella.

Estaba tan distraída en mis pensamientos, que no noté que había alguien delante de mí, si no hasta que choqué contra su pecho. Miré hacia arriba por la diferencia de alturas y me encontré un par de ojos carmín viéndome curiosos.

Conocía al portador de esos ojos. Miró a mis espaldas, supongo que Manic seguía ahí, y después su expresión cambio a una de desagrado.

-No deberías juntarte con él, Rose. Es una mala compañía.

RevengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora