Capítulo 11

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Me levanté de mi silla de golpe. Me miraba de forma tranquila, por mi parte, bueno, era un caos interno, ¡se suponía que él debía estar fuera del país, no en una heladería junto a mí!

-¿No me darás un abrazo? – Caos, hasta su voz se volvió más ronca, extendió sus brazos a los lados y siguió sonriendo-.

-No- respondí en seco y me senté, para seguir comiendo mi helado, no iba a dejar que su inesperada llegada me afectara-.

Él se sentó a mi lado, mirándome divertido, tomó mi mochila y se levantó, saliendo del local. Joder. Salí detrás de él, dejando mi helado a medio acabar.

-Devuélvemela, YA. –Ordené una vez que lo alcancé, mientras lo miraba fijamente. Mi humor "perfecto" empeoró. Esto debía ser una jodida broma-.

-Nope. Primero mi abrazo. –Él seguía ahí, sonriendo. Estúpido Silver-.

Ahora que lo pienso, estaba más alto, ¿qué rayos hace la pubertad con los hombres, acaso los viola con una escalera?

-¡Joder, Silver!

-Uy, que lengua tan sucia, niña. ¿Cómo has estado, Amy?

-Eso no te incumbe. ¿Ya puedes darme mi mochila?

Él empezó a caminar con mi mochila, como queriendo alejarme a otro lugar, los seguía hasta que descubrí hacia donde se dirigía, paré en seco, ah, no, yo no iba a jugar su juego. Di la vuelta y caminé en dirección a mi hogar.

-¿A dónde vas? –Oí como trataba de alcanzarme, y segundos después, ya estaba al lado mío. Me miraba algo extrañado. –Pensé que querías tu mochila.

-Tú lo has dicho, QUERÍA.

-Pe-pero, tus libros, tus cuadernos, tus apuntes, tendrás que anotarlo todo de nuevo.

No respondí nada, caminábamos en silencio hasta que llegamos a la esquina por donde debía ir, simplemente quería acabar con todo.

Agité mi mano en forma de despedida, para evitar hablar y, segundos después, sentí el peso de mi mochila en mis hombros. Volteé y él desprendía su característica aura turquesa de su mano.

Hace mucho tiempo que no lo veía usando sus poderes, pues la ciudad quedó muy tranquila después del encierro definitivo de Eggman, eso nos permitió vivir nuestras vidas.

Él único que aún ocupa sus poderes es Sonic, según escuché, pues aún corre cual alma lleva el viento por toda la ciudad.

Tails seguía inventando. De Knuckles no sabía nada.

Y, en cuanto a mí, era feliz hasta que "eso" pasó.

Llegué a mi casa e introduje la llave en la cerradura, una vez que se abrió la puerta, entré y la cerré. Dejé mi mochila en el piso, el silencio reinaba en la casa, como siempre. Subí a mi habitación, pues sólo quería dormir.

-Feliz... -susurré una vez que llegué a mi habitación, me despojé de la ropa que traía y me puse mi pijama – Y una mierda.

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