Dioses

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Les sigo mientras nos adentramos en el bosque, notando el cambio de clima a causa de la humedad. Los rayos de luz se dejan ver entre las ramas de los enormes arboles, causando una iluminación magnífica.

Un par de metros más adelante, visualizo una cabaña escondida entre los troncos de pino; una cabaña construida con madera oscura, supongo que para camuflarse con el ambiente.

Sigurd se acerca a la estructura y toca la puerta varias veces pero al no obtener respuesta, abre esta y se adentra al interior siendo seguido por H. No me quiero quedar solo y menos en un bosque desconocido, así que acelero el paso para reunirme con ellos.

Cuando nos adentramos en la vivienda, el interior se encuentra en silencio por lo que supongo que no hay nadie. Desde la puerta inicial se puede ver que la cabaña tiene una sala central enorme con grandes estanterías, dos dormitorios, una cocina que da a la zona principal de la casa y un pasillo en el que deduzco que habrá más habitaciones.

—Parece que ya se fueron... —murmura el rubio acercándose a la sala pricipal

—Quienes? —pregunto sin entender aún nada

—Pilegrimer (Peregrinos) —responde señalando las manchas de barro que hay en el suelo, causadas por zapatos

Miro a H en busca de traducción, quien solo se dedica a sonreírme al ver que no entiendo nada.

—Peregrinos, suelen pasar por aquí para darles ofrendas a los dioses —me explica como si fuera demasiado obvio Pero parece que no nos hemos topado con ellos

Me quedo en silencio acaparando y procesando la información, ellos dos aprovechan que estoy quieto para llamar a los caballos y comenzar a descargar las bolsas de cuero que cargaban dichos animales.

Cuando las bolsas ya están reunidas dentro de la casa, me acerco a Sigurd mientras él hace fuego en una fogata central. Avergonzado, le toco levemente el brazo izquierdo llamando su atención.

Él, que está arrodillado ante el fuego, gira su cabeza hacia mí y se alza, haciendo que tenga que alzar la mirada por la diferencia de altura.

Sube ambas cejas y hace un sonido en modo de pregunta, queriendo saber para qué lo he llamado.

—Dioses? —pregunto confundido al saber que lo ha dicho en plural— Más de uno?

—Sí... aparte de Odín, hay mil dioses más —me responde como si hubiera sido la pregunta más absurda que haya oído

—Odín? No, no... solamente existe un único Dios, y es el todopoderoso que nos ayuda desde el cielo —es mi turno de hablarle con obviedad

Sigurd se me queda viendo como si fuera un extraño. Deja caer un hierro, el cual estaba utilizando para hacer crecer el fuego, haciendo que resuene fuerte en el suelo.

Me alejo unos pasos a causa del susto que me ha dado el ruido. Él me mira fijamente, buscando las palabras exactas que querrá decirme.

—Tú... solamente tienes un Dios? —pregunta sorprendido dando un paso hacia mí— Y qué controla? Quién se encarga del hogar? O del mar? O de la caza? —habla exaltado, sin creerme

—Pues... todo lo hace Dios —le respondo seguro de mis palabras— Él crea y él decide todo

Suspira rendido, moviendo su cuello de un lado a otro tronándolo.

—Pensé que el mundo de fuera no estaría tan desesperado como para creer en falsos dioses... —murmura para sí mismo

Alzo la mirada sorprendido, el enfado comienza a subir por mi cuerpo. Me está llamando desesperado? Está llamando falso a nuestro creador?

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