Repetición

396 55 10
                                    

Los gruñidos se hicieron presentes creando un sonido aterrador cual tigres peleando. Las sirvientas me escoltaron hasta la habitación de Sigurd, que se encuentra al otro lado de la casa; algunas de las chicas se quedaron dentro del cuarto protegiendo este con nerviosismo mientras las demás salieron.

Al cabo de un rato todo se envolvió en un completo silencio en el que solamente se escuchan mis sollozos. Las damas se mantenían a mi lado dándome palabras que supongo que serían tranquilizantes, por su forma de formularlas y sus tonos de voz.

Me encuentro en el mismo rincón en el que Sigurd me encontró hace un par de horas. Aún me encuentro en shock, sintiendo de vez en cuando una mano invisible apretar mi cuello; mis ojos escuecen y mi vista no funciona con claridad, aunque mis ojos ya no tuvieran más lagrimas en ellos.

Una de las chicas que había salido, nos indica que podemos salir a lo que nosotros, o más bien yo, salgo a paso temeroso por volver a encontrarme con ese monstruo castaño.

Pasamos un par de puertas cubiertas de suaves telas y llegamos al salón, dónde Sigurd estaba siendo tratado por sirvientes. Él, quien estaba sentado en un taburete de madera, alza su mirada topándose con la mía por lo que en ese instante, se intenta levantar para acercarse pero los demás se lo impiden, dejándole de pie en el sitio.

Camino a paso lento hacia el rubio agachando mi mirada y este me mira expectante, observando mi cuerpo de arriba abajo. Su mano se acomoda en mi mejilla, moviendo mi cabeza de lado a lado en busca de heridas. Al no ver ninguna suspira aliviado pero se detiene al darse cuenta de que me encuentro temblado bajo su toque.

—Kai —susurra mi nombre agachándose para conectar miradas, gruñendo de dolor en el intento— Kai, please (por favor) —habla mi idioma haciendo que levante mi mirada sorprendido, consiguiendo una mirada alegre de su parte

—How... —hablo en voz baja mientras me acerco a él

Este, al no poder soportar el dolor, se sienta nuevamente en el asiento; rendido y apoyando su cabeza en mi pecho una vez me he acercado. No para de repetir mi nombre con un tono suave y cariñoso, como si fuera a ocurrir algo por nombrarme.

—Pain (dolor) —continúa hablando en mi dialecto, cosa que no sé como ha descubierto. Su abdomen lleva una tela que poco a poco se va tiñendo de rojo

Un chico vestido con ropajes ensangrentados, se acerca a mí con el libro con el que estaba aprendiendo dejando ver varias notas que he podido escribir en ciertas páginas.

Ha estado aprendiendo...

Miro a Sigurd sorprendido, viendo como se niega a quitar la cabeza del lugar en el que lo tiene apoyado, es decir, mi pecho. Llevo una mano a su pelo con sonidos ahogados de sorpresa a mis espaldas; los presentes me vigilan con curiosidad dando un paso atrás por precaución.

Cuando mi mano toca el pelo que se encuentra en su nuca, el vikingo reacciona tensando sus músculos y llevando una mano rápidamente a mi pierna izquierda, apretando esta como advertencia. 

—Ut alle (Fuera todos) —murmura lo suficientemente alto para que los espectadores lo escuchasen

Todos los presentes se van: las sirvientas se dispersan en distintas habitaciones ajenas a esta y el señor sale de la casa.

Acaricio con cuidado el cabello de Sigurd, notando su cuello completamente tenso como si no se fiara. Los minutos pasan y su cuerpo se fía de mí al ver que no tiene ningún nudo de tensión notorio.

Su pelo, rubio de un color dorado, está peinado con un moño alto envuelto en dos trenza. Se sabe que tiene el pelo largo ya que, a parte del moño, una melena cae hacia atrás desde su nuca hasta un poco más arriba de los hombros y a los lados de su frente se encuentran dos pares de trenzas a cada lado.

La mano que tiene en mi pierna sube hasta llegar a la parte trasera de mi muslo. No me da tiempo a reaccionar cuando tira de ella haciendo que me siente a horcajadas sobre él, seguido de un gruñido de dolor por su parte. Mi cuerpo tiembla de vergüenza junto con un no tan notorio sonrojo, mis manos se mantienen en el aire sin saber que hacer hasta que por el cansancio de mantenerlas así, caen de apoco a los hombros de Sigurd. 

Su mano viaja a mi cintura, la cual toma con facilidad y me acomoda como si fuera una pluma. Después, con cuidado rodea mi cuerpo con ambos brazos y vuelve a apoyar la cabeza en mi pecho.

Consigo relajarme al ver que lo único que tenía como plan es mantenerme aquí arriba, aunque sea vergonzoso, y mantenerme a la vista y ¿protegido, tal vez?

—Jeg vil høre deg snakke, men jeg kommer ikke til å forstå deg (Quiero oírte hablar, pero no voy a entenderte) —susurra frases que no entiendo, llevándose una mirada confusa por mi parte— Jeg vil snakke med deg, jeg vil vite om kulturen din, jeg vil møte deg... (Quiero hablar contigo, quiero saber de tu cultura, quiero conocerte...) —sigue hablando gruñendo algo frustrado a lo que, como intento de tranquilizarle, paso mi mano por su pelo de nuevo— Men jeg må vente på at vi skal forstå hverandre. Dette er dritt (Pero tengo que esperar a que nos entendamos. Esto es una mierda)

Me aprieta de manera confortante pero al apretar mi costado, gimo de dolor debido al golpe con la mesa que he recibido antes. Sigurd levanta la mirada con preocupación, mirando el lugar donde tiene la mano apoyada; pasa sus dedos por encima de la tela pero eso no hace que me queje por el escozor. 

Hace el amago de levantar mi camisa dejando ver parte de mi abdomen junto a un gran moratón de color casi violeta... no tiene buena pinta. Al verlo me deja apoyar los pies nuevamente en el suelo y llama a una sirvienta, con la que mantiene una charla en la cual me señalan de vez en cuando. La plática termina con el vikingo asintiendo y yéndose de la casa.

Pasan el tiempo y Sigurd no aparece. Mi aburrimiento y desconocimiento hacen que tome el libro de aprendizaje y comience a ojearlo con pocas ganas. Mi acción es detenida cuando un sonido de puerta abriéndose inunda mis oídos, giro mi vista hacia la puerta principal y el ver quién entra hace que me asuste.

Dex. Él entra por la puerta con curiosidad, fijando su vista en mí nada más entrar.

—Nysgjerrig jakt (Caza curiosa) —habla con gracia haciendo que las damas se asusten y corran hacia mí

Veo como el gigante se acerca corriendo a por mí, con sus grandes manos alzadas en mi dirección. Me levanto con desesperación de la silla en la que estaba, tirándole el libro a la cabeza como acto instintivo. 

Se detiene a quejarse por lo que aprovecho y corro sin pensar bien mis acciones, cruzando la línea imaginaria que Sigurd no me dejaba pasar. Cruzo la puerta viendo el gran jardín delantero combinado con una zona de granja, otra para colgar ropa y otra simplemente para descansar.

La desesperación y el miedo hacen que huya del lugar seguro, adentrándome en el bosque que descubrí mis primeros minutos en esta isla. Los gritos de las chicas llamándome conseguían crear un pensamiento de confusión en mí; si lo que estoy haciendo está bien o mal.

Sigurd me dijo que no cruzase... y es lo que he hecho

Mis pensamientos son inundados por el miedo al escuchar gritos mortíferos de algún hombre persiguiéndome. Se escucha a Dex más cerca.

Un rato corriendo sin parar y me obligo a descansar, notando mis piernas flaquear por cansancio y dolor. Miro a mi alrededor y vuelvo a la realidad: estoy en medio del bosque sin ayuda ni comida, no sé salir de aquí y hay un loco persiguiéndome y no olvidemos que el rubio me amenazó con que no saliese.

Me acomodo como puedo entre unas rocas, sentándome y usando estas como respaldo.

—Fuck —me quejo notando punzadas en mi abdomen junto con dolores en la herida del costado, no puedo ni moverme

VisitantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora