Tranquilidad

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Balbuceo sin sentido debido a los nervios, el color de la vergüenza se materializa en mis pómulos dándoles un color rosado junto a una temperatura elevada.

Aprieta mis mejillas volviendo a juntar sus labios con los míos, pero al intentar crear el mismo beso que el anterior, un grito llamándonos le hace separarse con precaución creando un solo beso corto.

-Em... Yo... Deberíamos ir -tartamudeo comenzando a andar poco a poco evitando caerme por los temblores de mis piernas

Sigurd no se mueve así que aprovecho y camino más rápido, tapando mi rostro lleno de timidez.

Llego a la cabaña buscando a H con la mirada, encontrándolo lavando la cuchilla que hace una hora ha utilizado.

Me mira con una expresión sorprendida, pero a la vez divertida.

-Qué ha pasado como para que vengas corriendo? -burlón se levanta de la mesa guardando el arma a un costado suyo

No me da tiempo a responder cuando aparece por detrás mía el rubio, apoyando la mano en el marco de la puerta principal justo encima de mí y pasando por mi lado con una diminuta sonrisa alegre.

El bicolor nos mira sonriente, llevando una mano a su cabeza meneando esta en forma de saludo para el mayor.

-Me marcho, no veo la necesidad de estar aquí. Además vivo algo lejos y ya está anocheciendo -camina hacia la puerta esperando a que le dejemos hueco para salir

-No se supone que debes protegerme? Y si... viene alguien? -pregunto con temor viendo como el vikingo moreno alza la mirada por encima de mi cabello

-Hoy ya tienes a tu guardián -me giña el ojo con diversión

Nos adentramos en la vivienda dejándole el espacio suficiente como para que el pelirrojo pueda salir. En un despiste en el cual Sigurd está mirando al contrario, me adentro llegando a la sala central donde me siento esperando a que H se vaya.

Unas manos por detrás de mí llaman mi atención y mirando hacia atrás veo que se trata de Eyra. Me muevo adelante alejándome y ella parece notarlo, estirando sus manos y atrayéndome a su pecho.

-Eyra... -susurro en un intento de que me suelte- Esto no está bien

-Por qué? Porque eres el favorito de mi señor? -habla bajo rodeando mi cuello con sus brazos

Levanto mis manos tomando sus muñecas con vergüenza, tirando de ellos para que me suelte. Logra captarlo y me deja unas caricias antes de soltarme.

Un fuerte golpe en la mesa cercana hace que ambos nos giremos a ver asustados, aprovechando el momento para levantarme.

Al girarme me encuentro con la figura del rubio realmente imponente, apoyado en la pared con su cuerpo en tensión mirando en nuestra dirección. Su cabeza está agachada pero eso no impide que pueda ver sus ojos llenos de seriedad.

A su lado descansa una navaja clavada con fuerza en aquel mueble, dejando claro lo sucedido: Sigurd ha lanzado el arma con furia.

-Último aviso, Thrall -gruñe con una mirada fría que vigila cada movimiento de la mujer

Las sirvientas restantes se encargan del cuchillo y de tomar tablas suficientes como para arreglar la mesa.

Ninguna habla, alguna hasta tiembla. Yo también lo estaría si no fuera por el estado de shock en el que me encuentro. Un par se atreven a susurrar su nombre o "mi señor" para llamar su atención, pero no lo consiguen.

-Mi señor, no entiendo por qué le prefiere a él! -grita desesperada bajo la asesina mirada del mayor- Yo estoy más capa...

Es interrumpida por otro cuchillo el cual pasa por su lado, incluso llega a cortarle un trozo de mechón. El rubio se encamina con decisión e ira hacia nuestro lugar, teniendo la mirada aún en ella.

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