Dos días

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Miro al sujeto encontrándome un esclavo de Inglaterra, el cual me hace gestos detrás del otro vikingo para que vaya con él.

Miro a Sigurd y este me afirma con la cabeza. Con timidez me acerco al sujeto ajeno, sin poder echarle algo en cara al rubio.

—Es tímido —ríe el vikingo castaño haciendo que me asuste— No tiene pinta de ser un liante

—No lo es, no causa problemas —responde Sigurd alzando los brazos Pero siempre le vienen los problemas a él

Quiero escuchar más de la conversación pero el hombre, que por cierto se llama Andrew, toma mi brazo y me aleja de ahí llevándome la otra punta de la habitación, siendo vigilados de reojo por el castaño.

—Escúchame, eres joven y tienes mucha vida por delante —me comenta dejándome más perdido Mira... Dentro de dos días muchos esclavos nos escaparemos y nos iremos de regreso a Inglaterra, tanto ingleses como vikingos

Le miro asombrado mirando de reojo al rubio, quién está atento a su conversación con su hermano.

—Yo no... —niego con la cabeza, confundiendo a Andrew

—No hay nada que temer, reconstruiremos el pueblo y viviremos tranquilamente —toma mis hombros en un momento eufórico lleno de esperanza Pequeño, vamos a salir de aquí y volverás a tu honrada vivienda

—Yo allí... Allí no tenía un hogar decente —me sincero creando en él una expresión extraña

—Eso es imposible, debes ser de alto nivel como para estar así de cuidado —murmura inspeccionando de arriba abajo

En eso tenía razón, es imposible que un pobre como yo fuese capaz de relucir así. Mi pelo y piel, el cual se escondía tras tierra y barro, ahora brillan dejando ver su oscuro tono.

Hacía muchos años que no dormía en una cama decente o tomaba un simple baño, sin hablar del cambio de alimentos.

—Me estás diciendo que un simple pobre está mejor cuidado que yo, un aristócrata? —indignado da un paso hacia mí, señalándome entero

Me mantengo en silencio guardando distancia, no quiero empezar una pelea y mucho menos teniendo a los hermanos presentes.

—Bueno, a lo que iba —explica nuevamente tosiendo para cambiar de tema— En dos días escaparemos en un bote y como eres muy joven, deberías venir

—Y si se enteran? —pregunto sabiendo cuan listo puede llegar a ser Sigurd

—Serán muy grandes, pero siguen siendo bárbaros sin poder de Dios —se sincera alzando los brazos al aire... Creo que no es buena idea que haga eso aquí

Ellos creen en más dioses es lo que pienso nada más escuchar sus palabras.

—Espero verte en ese barco —susurra a mi lado, dándome un abrazo

Me quedo estático pero unos segundos después le correspondo abrazándole de forma incómoda, casi sin tocarle.

Seguido escuchamos sillas moverse junto a unos pasos. Ambos hermanos se acercaban a nosotros, cada uno colocándose detrás de su respectivo "Thrall".

La diferencia se nota en el tacto de cada uno: yo estoy siendo vigilado sin más, sin toques o presiones, mientras que Andrew está siendo atado con cuerdas.

Los hermanos se despiden con un movimiento de cabeza, saliendo así de la cabaña.

—Ya hablaré contigo, Gacela —ríe el vikingo saliendo de la cabaña

Sorprendido miro al rubio, quién con gracia me hace un gesto de no entender. Miro nuevamente la puerta recordando al hombre... Dos días.

—Y bien? —la gruesa voz de Sigurd llama mi atención Qué te ha dicho?

—Eh? —desorientado le miro, viendo su expresión curiosa y desconfiada

—Estabais hablando sin parar —explica mirando al lugar por el que se han ido Incluso os habéis abrazado

—Oh... Si —afirmo con la cabeza— Él... Estaba feliz de ver a más ingleses

—Ingleses... Vuestro pueblo —aclara con duda, a lo que yo asiento— Pues que no esté tan feliz —termina colocándose su capa

—Ni siquiera te sabes el lugar que atacaste —le echo en cara logrando hacerle reír

—Eso no importa siempre que vaya a saquearlo —me voy a quejar pero rápidamente me roba un beso, dejándome sin palabras— Me voy al mercado, pórtate bien

Como sabe que no iba a ir allí aunque me lo propusieran, en silencio veo cerrar la puerta tras él. Sin Sigurd miro alrededor encontrándome con todos los sirvientes del lugar.

—Puedes ir a dar una vuelta al bosque —habla uno de ellos captando mi atención Siempre y cuando vuelvas antes que el señor

Con inseguridad, empujo la entrada con la mirada fija en el sujeto. Salgo y respiro tranquilo, estar con ellos no me gusta nada.

—Se van a ir en dos días... Es seguro hacerlo? —murmuro para mí, vigilando que no haya nadie

Camino adentrándome en el bosque hasta llegar al lugar donde ocurrió "eso" con Sigurd.

Me siento en el suelo contemplando las vistas que tengo en frente: un frondoso bosque verde.

Cierro los ojos disfrutando del momento de 0 vigilancia: el sonido de los animales, el suave viento, la música que crean las plantas contra el aire... Es magnífico.

Un sonido repetitivo termina con este momento de paz. Con pereza me levanto en busca del culpable, encontrándome con un polluelo tirado en el suelo.

Lo tomo entre mis manos curioso, levantando la vista para encontrar alguna señal del nido en que haya nacido.

Recordando el echo de que es un bebé y necesita cuidado todo el tiempo, corro nuevamente hacia la casa por si alguien puede ayudar.

Al verme adentrarme tan repentinamente, muchos de los sirvientes se asustan mirando hacia mí dirección. Ven lo que llevo en mis palmas y parecen comprenderlo, guiándome hasta una habitación a parte.

Esta se encuentra en la zona más apartada de la cabaña, es bastante amplia y está llena de camas de dudosa comodidad.

—Déjalo por aquí —varios sirvientes entran con heno entre sus manos, acomodándolo en forma de círculo

Acomodo al pájaro en él, dejando pasar a los demás. Una muchacha crea delante de mí un tipo de papilla entre leche y cereales, el cual seguido le da de a poco al polluelo.

Este lo toma con gusto abriendo la boca lo máximo posible y cerrándola para tragar, abriéndola de seguido nuevamente.

Al rato termina durmiendo, quedando en una forma circular encima del nido improvisado.

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