A trabajar... Es una distracción?

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Le sigo hacia el establo en un camino silencioso, sin saber muy bien cuales son sus pensamientos. Él, en cambio, únicamente se detiene para dejar al pájaro en el suelo. Tras dar unos pasos torpes y caer al suelo más de una vez, me agacho a recogerle siendo detenido en medio del acto.

-Debe aprender por él mismo -aclara mirándome desde su lugar, sin moverse-. Si le cuidas todo el día, no aprenderá a sobrevivir

Separo la mano del animal lentamente, levantándome para acercarme al mayor sin perder de vista al polluelo, quien chilla pidiendo ayuda. Nada más entrar al establo, el olor a heno junto a uno un poco más desagradable inundan mis fosas nasales.

La mueca de asco que expreso inconscientemente parece darle gracia a Sigurd, recibiendo de su parte una caricia en el pelo. No puedo evitar sonreír por el tacto, es raro que no lo haya hecho antes... Está raro.

Camino hasta posicionarme en frente del caballo que me dejaron cuando fuimos a aquella laguna. El precioso equino de color marrón con crin blanca acabado en puntas oscuras. Ese mismo animal que soportó mi inexperiencia montando se encuentra delante de mí moviendo su cabeza en modo de saludo.

-Volveremos a ir? -rompo el silencio entrando en el recinto del animal-

El vikingo hace un sonido de curiosidad, mirándome de reojo sin dejar de acicalar a su caballo. Al contrario que el mío, es mucho más imponente: alto, fuerte y de color negro con un pelo blanco largo recogido en trenzas.

-El lugar al que fuimos con los caballos? -asiento con la cabeza- Quieres volver a ir? -vuelvo a afirmar- Bueno, podremos ir más adelante

Deja entrever una media sonrisa al fijarse en mi expresión alegre, volviendo a centrarse en su trabajo. Por mi parte, el animal se comporta amigable y paciente dejándome cuidarlo sin ningún tipo de reproche.

No sé mucho sobre cuidar animales, pero sé de sobra para que no mueran... Es tétrico, pero es cierto. Si vamos a estar todo el rato trabajando con ellos, espero que Sigurd se encargue de las tareas más complejas.

Hablando de él, vigilo cada movimiento suyo imitando sus acciones para no equivocarme. Sé que suena estúpido, pero realmente no tengo ni idea de cuidar animales y como parece que Sigurd está más familiarizado... Pues le copio.

El estar haciendo este tipo de trabajos es repentino para mí, pero tenía claro que en algún momento me haría salir de la cabaña y ponerme a hacer tareas. Estaba seguro que no podía estar viviendo gratis y Sigurd está encargándose de guiarme en mi primer trabajo.

Concentrado, paso el agua enjabonada por la espalda del caballo procurando que quede mojada por todos lados. Un relinchar repentino llega a mis oídos, asustándome para seguido sacarme una carcajada.

Tras vaciar el cubo por encima, tomo un peine cercano y froto su lomo logrando sacar espuma. En ese instante un cuerpo se coloca en la entrada del recinto, acomodando sus brazos en lo ancho de la puerta.

-Te cuesta? -pregunta atento-

-Se deja hacer así que no tengo complicaciones -murmuro sin mirarle, terminando de limpiar al caballo-.

De reojo veo que asiente girándose a admirar su caballo. Detengo mis movimientos para acercarme a él, sacándole nuevamente una sonrisa.

-Ya terminé con Jarl, necesitas ayuda con Freya? -interroga tirándome un poco de agua-

Inclino la cabeza involuntariamente, desconociendo los nombres que ha dicho. Reconoce mi expresión y señala con la cabeza ambos caballos.

-El mío es Jarl; el tuyo Freya -responde apoyando el mentón en su brazo- Suele ser muy inquieta, me sorprende que se deje hacer tan fácilmente

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