La habitación se convierte en un lugar oscuro, rodeado de humo ascendente desde mis pies hacia arriba, llegando a nublar por completo mi vista.
Mis pies descalzos se niegan a moverse en este lugar desconocido, dando pasos realmente cortos únicamente para girarme en el sitio, sintiendo un líquido fluir alrededor de mis tobillos. Este no desprende un olor en particular, por lo que sospecho que es agua. O eso espero.
El miedo inunda mi cuerpo al sentir una presencia detrás de mí, llamándome de la misma forma que ha hecho Dereck.
Con las pulsaciones a alta velocidad me atrevo a dar media vuelta, encontrándome con algo peor. No hay nadie.He escuchado algo y era humano. Sé que lo he oído.
A pesar de la ceguera inesperada, una luz clara aparece a unos metros de mi posición, dando forma de puerta.
Entrecierro los ojos intentando ver a través de ella, logrando observar solamente esa blancura teñida levemente de amarillo.Sin saber qué hacer y con el miedo pidiendo que busque una salida lo antes posible, camino a paso rápido pero inseguro hacia la puerta, atravesando esta sin pararme a pensar. Si me hubiera detenido, habría comenzado a dudar y no quiero agobiarme más.
Paso y la oscuridad se queda atrás. Mis pulmones agradecen el aire fresco después de respirar ese humo negro, dando una inspiración profunda antes de continuar.
Un sendero de tierra húmeda guía mis pasos hacia delante bajo la clara presencia de enormes pinos a mis costados. Estos, de un color verde intenso y un fuerte olor que llega a mi olfato con facilidad, crean una especie de muralla impenetrable en la cual no me gustaría entrar solo. El paisaje está compuesto por un clima frío causado principalmente por la neblina que borra el final del camino, haciendo el momento aún más tétrico.
Un silbido se escucha desde lejos, sintiéndose como si me lo hubiesen susurrado al oído. Alguien vuelve ha susurrar como si estuviese llamando a un perro, repitiendo la acción varias veces. Con ello una ráfaga de viento me impulsa hacia delante, como si el lugar me estuviera invitando a continuar el camino.
Cada paso hace que la blanca niebla vaya aumentando, llegando a ver con dificultad una roca de gran tamaño a lo lejos, rodeada de troncos cortados.
Completo el recorrido del sendero acercándome a dicho lugar, el cual ahora se ve con algo más de claridad. Dejando la muralla natural atrás, una campa de tonos fríos me da la bienvenida, encontrándome con la roca de frente. No sé en qué momento me he acercado tanto.
Los troncos cortados, que ahora son decenas y forman un círculo perfecto alrededor de la roca, se encuentran clavados por hachas, demostrando que están ahí a la fuerza.
Alzo la vista para admirar la piedra. Es de gran tamaño, demasiado. Puede medir fácilmente tres veces más que yo y parece estar pulida, como un pilar. Tras de ella veo moverse algo que me pone en alerta, retrocediendo varios pasos inconscientemente.
Nuevamente el silbido se hace presente, sonando justamente en la parte opuesta de la roca. Dejo que el que esté haciendo eso continúe mientras replanteo las opciones que tengo a mi disposiciones. No son muchas y en la mayoría acabaría huyendo y perdido, por lo que quizás sea mejor enfrentarme a quien haya ahí.
Inspiro apretando los puños con algo de fuerza, dejando marcadas varias de mis uñas en las palmas mientras me repito una y otra vez que no hay nada peligroso al otro lado, para avanzar sin miedo hasta cruzar dos de las maderas que crean el círculo, viendo de costado el pilar de piedra.
Impulso mis piernas para posicionarme delante de la roca lo antes posible, encontrándome con dibujos tallados en ella, acompañados de escritos que no logro leer bien, algunos incluso están tapados por enredaderas y musgo.
—"Odin, ...Padre...Con sus ojos"
Intento leer la runas con lo poco que me ha enseñado H, siendo imposible completar lo que pone ahí. Revisando la parte superior de la pierda veo posados dos cuervos, de los cuales uno de ellos me llama especialmente la atención pues es de color blanco. Nunca vi algo así.
—Sigurd no te enseño a leer?
Doy media vuelta dándole cara a la voz ajena, conectando mirada con los iris marrones de Eivor. Este sonríe con simpleza a la vez que camina de a poco hacia mí posición, tarareando burlesco al verme quito en el sitio.
—No vas a moverte? Pensé que ya estarías acostumbrado a nuestros encuentros, ya tuviste dos hace poco
—Dónde estoy? Estoy seguro que tienes algo que ver
—Cómo estás tan seguro, tienes pruebas a caso?
—Intuición
Interrumpe comenzando a dar vueltas alrededor de mí, juntando los brazos detrás de su espalda mientras se encarga de inspeccionarme entero.
—Así que intuición...
Separo mis labios dispuesto a hablar, pero la risa de alguien me detiene. Un risa conocida por su tono de voz grave y seco, con la suavidad exacta para que no suene tan amenazante.
Muevo los ojos en busca de su figura, mirando a un lado y al otro, entre los árboles o incluso en el camino que he tomado para llegar hasta aquí. Esto le causa gracia a Eivor, quién suelta varias carcajadas por mi comportamiento.
—Tenías razón! Es como un cachorro
Habla lanzando las palabras al aire mientras eleva la vista, volteándose a verme de reojo con una sonrisa amplia.
—Te ha reconocido la risa, es curioso
—Está aquí?
Sabe de quién hablo, y es por eso que se mantiene callado por unos momentos antes de cruzarse de brazos, dejando salir una tenue luz de sus tatuajes. La misma luz que la última vez.
La sonrisa de Eivor desaparece al centrarse en lo que hay detrás de mí, clavando su mirada en los dos cuervos que aún se mantienen inmóviles encima del pilar. Susurra algo que no llego a escuchar, obteniendo más intensidad en el brillo de sus zonas pintadas, llegando a asustar a los pájaros.
Una vez lejos, sin el sonido de sus alas revoloteando, vuelvo a tener su atención, recibiendo una sonrisa rápida.
—Por dónde íbamos? Ah sí... Mi hermano
Pregunta cerrando los ojos por un segundo. Al abrir sus párpados, los iris castaños se tornan en un color ámbar, brillando aún teniendo una niebla que esconde el sol.
—Nunca viste este paisaje cuando Sigurd te "movió", verdad? Las maderas, el pilar... Las hachas. Es raro que no te haya enseñado esto
Alza las manos mostrándome el lugar. No quiero verlo, aunque sin duda es precioso, pero entre esto y ver a una persona en específico, prefiero la segunda opción.
—Y él no está por aquí?
Ríe ante mi pregunta, mostrándome una sonrisa sincera.
—Veo que estás impaciente por verlo... Vale, tú ganas inglés, mira la roca
Doy media vuelta sin fiarme, prestando atención a las palabras ilegibles que hay grabadas en ella, sintiendo un leve cosquilleo al ver esas escrituras brillar en un color azulado.
—Puedo sentir lo mismo que tú ahora mismo, no estés nervioso
Susurra rodeando mis hombros por la espalda hasta llegar a tocar mi pecho con sus dedos.
—Cómo haces esto?
—Magia vikinga
—Tú y tu hermano, podéis parar de decirme lo mismo y darme una explicación
Mis últimas palabras no llegan a salir como deseo debido a las manos de Eivor, quién tras sujetar mi cabeza con ambas palmas me pide descansar, entrando en mí un inmenso sueño.
Los párpados bajan, al igual que mis piernas las cuales pierden fuerza y me hacen caer al un suelo más blando de lo que esperaba.
—Ten cuidado con lo que harás o dirás pequeño inglés, estoy vigilando
Tras terminar de hablar, un zumbido resuena en el lugar, dándome la sensación de estar completamente solo.
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Visitantes
FantasyLas buenas noticias a veces vienen ocultas en algo desagradable. Las campanas suenan y eso no es bueno. Pero quién diría que dicho acontecimiento horrible me salvaría la vida. Todo gracias a las decisiones de un monstruo rubio proveniente del mar, i...