Alucinaciones

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Este sentimiento cambia al sentir una fuerza inmensa que golpea mi espalda como si estuviera en caída libre, confirmándolo al abrir los párpados. Un cielo completamente azul rodea mi cuerpo, alejándose más con cada segundo que pasa. Qué está pasando y por qué a mí.

Alzo la voz desesperado, siendo callado por la fuerza del viento. Sé bien que ni un milagro podría ayudarme a salvarme de esta, bajar al suelo a tanta velocidad debería matarme antes de tocar tierra.

Loki me trajo aquí? Él quería que me pasase esto?

Por culpa de la gravedad, y posiblemente de mis movimientos bruscos, mi cuerpo rota viendo de frente una selva tan frondosa como ninguna otra. Los arboles de roble oscuro alzándose sin miedo se diferencian con facilidad de cualquier otra planta.

El suelo está demasiado cerca. Voy a morir.

Cierro los ojos por inercia, apretando con fuerza para evitar abrirlos. Los segundos escuchando el ruido que crea el aire en mi cabeza hacen la situación más complicada de llevar.

Dejo de sentir en cuanto el abdomen choca contra algo con relieve, el cual al abrir los ojos descubro que se trata de una hoja de un tamaño irreal. Nada más resbalar por ella, caigo al suelo de una forma sutil donde permanezco unos minutos que para mí, parecen horas, apretando la zona del corazón con mis manos.

No tengo idea de cómo he sobrevivido, pero lo he hecho. Las pulsaciones aumentan junto con la falta de oxígeno, claramente por el ataque de ansiedad. A pesar de mirar a todos lados con velocidad, no soy capaz de distinguir nada a causa de las lágrimas, quienes se juntan con el sudor frío.

Apoyo las manos en el suelo, logrando únicamente que mis brazos tiemblen. Mis palmas se llenan de tierra húmeda, algo que normalmente me daría asco.

Me repito mentalmente que caminar hacia delante sería la única opción para buscar un refugio o la forma de salir de aquí, si es que la hay. El crujir de las ramas resuenan en el silencio, acompañado de cantos de aves a la lejanía. Esto ocurre cuando, después de contar hasta diez, me impulso para ponerme en pie.

Los árboles, teñidos de verde debido a la humedad que hay por aquí, crean altos muros junto a helechos e incluso arbustos de un tamaño que nunca había visto. Me siento como un pequeño animal, el cual busca con curiosidad alguna presa de la que alimentarse; con la diferencia de que yo soy el alimento en este lugar.

La selva no parece esconder nada y eso es lo que me preocupa. He aprendido con el paso de los años que todo silencio oculta un peligro mayor, viviendo ese dicho en mis propias carnes.

Las plantas de mi alrededor se mantienen quietas, libres de cualquier movimiento que no sea el que crea el viento en ellas. Los árboles presentan marcas de arañazos por las zonas altas, justo al lado de las ramas.

—Kai...

Mi nombre resuena por toda la selva en forma de susurro, nombrado por una voz conocida. Al pensar en quién podría ser en esta especie de sueño, no me doy cuenta de cuando comienzo a correr en esa dirección, esperando ver alguien conocido.

Vuelve a llamarme, alargando la "i" con un toque burlesco. Muevo las palmas frente a mí para deshacerme de los arbustos que se interponen.

—Nos tenemos que ir, Kai

La voz sonaba cerca. El tono grave que usaba me daba, no alegría, pero sí esperanza de quién podría ser.
Llegando a donde escuché por última vez esas palabras, un túnel se hace presente, logrando detener mis pasos ahora confundidos. El suave cántico continuaba dentro del pasadizo el cual estaba en el interior de un árbol extraño.

Entro en él con la intención de buscar la voz misteriosa.

El hueco es lo suficientemente grande como para andar sin la necesidad de agacharse, pasando por un agujero hecho completamente de madera. Parece que lo hubiera hecho un humano a mano... Esto es natural.

Retiro la humedad de mis ojos y visualización la nueva ubicación: una zona amplia cubierta por madera, donde no entra apenas luz.

Giro mi cuerpo buscando señales de alguien vivo, pero nada. Me han mentido?

Ante eso, escucho un ruido a lo largo de las paredes como si algo se estuviese desplazando por ellas.

—Kai...

Vuelve a llamar, dando media vuelta con la necesidad de que al girar fuera a ver al rubio. Para mu sorpresa o mala suerte, termino encarando a una serpiente de un tamaño irreal. Su cabeza podría ser con facilidad todo mi cuerpo, sus ojos amarillos se clavan en los míos manteniendo contacto, recibiendo un susurrante sonido creado por su lengua fina y puntiaguda.

—Kai, nos vamos

Ha hablado. La maldita serpiente ha...

Colmillos cual agujas que miden lo mismo que mis dedos, algo mortal. Está enroscada en un sobresaliente del árbol, reptando por él hasta casi chocar cabezas. Su tono marrón con patrones negros le ha ayudado a mantenerse oculta cuando he entrado.

—No vas a venir? Una pena...

Dicho eso, tras un silencio agobiante, detrás de ella, justo en la entrada, una figura animal tapa la luz que entraba. Un felino bastante grande, no tanto como el reptil... Pero sigue siendo peligroso.

De pelaje negro y ojos azules, avanza en completo silencio mostrando de vez en cuando sus dientes amarillentos.

Instintivamente retrocedo ya que es imposible buscar la forma de rodearle y salir de aquí pues la serpiente podría atracar también en cualquier momento.

Por qué el maldito reptil hablaba? Por qué tengo que morir de esta forma?
Tengo miedo de morir en sueños y no despertar.

Pego la espalda contra la pared mientras que mi corazón y mente funcionan con velocidad buscando una forma de sobrevivir, encontrando prácticamente cero. El animal delgado pero fuerte está a menos de cuatro metros, esto se acabó.
Otra vez, por no saber controlar el miedo, pierdo el equilibrio de mis piernas, apoyando mis glúteos contra el suelo.

Dos metros. Esos ojos verdes de un tono intenso me miran con las pupilas dilatadas, soltando grandes cantidades de saliva. Abro la boca para hablar pues, si la serpiente habla... Podrá entenderme?

Pero mi plan se jode al ver de reojo el salto del gato hacia mí, sacando tanto sus dientes como sus garras de sus fundas.

Oh no..

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