Lo hago.... Lo hice?

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Entro en la cabaña impulsando la puerta de una patada lo suficientemente fuerte para abrirla y no empujarla contra la pared. Nada más entrar el olor a cerrado inunda mi olfato llegando a ser pesado.

—Qué haces!

Alarmado, dejo el cubo encima de la mesa cercana, corriendo a detenerle. Dereck está subido a una silla arrancando los crucifijos y papeles llenos de comentarios bíblicos de la pared, tirando estos al suelo con poca gana.

Cuando estoy a su lado tiro levemente de su pantalón, lo suficiente para que note mi presencia. Baja la mirada deteniendo sus actos pero al ver quién ha llamado su atención, continúa con el labor.

—Estoy acomodando el interior, acaso quieres un invitado indeseado en casa?

Explica con simpleza mientras se cambia de lugar para seguir retirando dichos objetos. Toma entre sus manos una gran cruz adornada con piedras preciosas la cual eleva por encima de su cabeza con la idea de estamparla contra el suelo, cosa que detengo.

—No puedes hacer eso, el cura va a matarnos! Dios no puede ser tratado así

Ríe bajando los brazos, momento que aprovecho para robarle el costoso crucifijo. Desciende de la silla sin apartar la mirada de mí, recogiendo los papeles del suelo con lentitud y dirigiéndose a la fogata central con estos. Mi llamado de advertencia parece no importarle pues tira las hojas al fuego.

—El cura no vendrá, nos ha dejado aquí tirados. Y... Dios? Por favor... No te imaginaba con esos pensamientos tan tontos

—Tontos? Crees que Dios es alguien estúpido?

Alzo la voz colocándome frente a él, dando un golpe suave en su pecho. La risa suave proveniente de sus labios me hace entender lo poco que toma en serio este momento.

—Mira Kai, eres muy tierno enfadado, pero respóndeme una pregunta con sinceridad: cuando te ha ayudado Dios? Tienes... Veintiún años? Más o menos, y que yo sepa, nunca te ha ayudado o no hasta ahora

Mi mente piensa en una respuesta exacta de cuántas veces me ha ayudado, pero me es imposible contar más allá de uno; el cual ha ocurrido hace unas semanas.

—Ves? Sabes perfectamente que no ha hecho nada

Sus manos se colocan en mis mejillas tras tirar todos los mensajes bíblicos al fuego, captando mi atención. Sonríe enseñando los dientes en el acto, logrando que mi expresión sea de más desconcierto.

—Kai, Dios no está entre nosotros y quizás nunca lo ha estado. Incluso me atrevo a decir, escucha bien lo que diré, Dios nunca existió

Voy a reprocharle pero su gesto invitándome a procesar la información se interpone en mis planes, utilizando esa acción para terminar nuestra conversación, dando pasos en busca de los crucifijos.

Le miro de lejos y en silencio. Se atreve a soltar algo tan loco como eso y se va?
Un tarareo por parte del castaño inunda la habitación demostrando lo contento que está, maldito loco.
Se coloca nuevamente a mi lado poniendo la cruz de oro entre nosotros, moviéndola de lado a lado a modo de juego.

—Crees que se vendería mejor fundido? Podríamos sacarnos algo de dinero con esto

Con eso dicho, se hace cargo del que tiene mi mano resguardada, tirando con suavidad como si no lo estuviera viendo. Ambos ya están en su propiedad y eso le pone feliz, entrecerrando los ojos con una sonrisa.

—Y si Dios no existe, quién decide nuestro destino?

—Tu destino lo decides tú mismo a base de acciones, no te va a decir un viejo inexistente qué vas a hacer

Es cierto que siempre tuve mala suerte y por más que pedía ayuda a nuestro señor, nunca ocurría algún milagro, pero de ahí a que simplemente no existiera? Diría que los paganos y ateos son gente que cayó en la desesperación pero ya lo comenté de cierta forma en voz alta hace unos días y no ocurrió nada bueno.

 —Y bien? Vas a abrir los ojos o vas a ser el perrito de un viejo con problemas de pelo?

Río sin poder evitarlo ante su intento de animarme y esto parece alegrarle, tendiendo hacia mí un par de esos dichosos papeles finos, enrollados entre sí para ser más fácil de portar. Miro la fogata y seguido la mano casi morena, teniendo una pelea interna por qué hacer en esta situación.

Mueve la mano con juego incitando a mi cuerpo a tomarlo, recibiendo gritos dentro de mí pidiendo ir en contra de las ideas erróneas. Pero cuales son esas?

—Si tienes esa absurda duda, piensa en la gente que te rodea y dime: cuantos de ellos siguen a la iglesia? Recuerda: sigue a quienes son tus aliados, nunca a los que se disfrazan de ellos. 

Abro los ojos haciendo sonar un pequeño click dentro de mi cabeza. Dereck claro que está en contra; Páris? Ha escapado de su familia por ello; y Sigurd... Está claro qué cree él. Agarro las páginas amarillentas de su mano con decisión dudando justo antes de echarlo al fuego, recibiendo una sonrisa sincera por su parte. Al terminar por dejarlo caer entre las llamas, una risa alegre escapa de su boca, mientras que de la mía simplemente salen dudas. 

—Bienvenido al bando de la verdad, ahora eres libre 

God fyr. Escucho como si susurrasen en mi mente, revisando mis alrededores por si acaso.

—Has visto el fantasma del cura o algo?

Le miro molesto y eso solo le pone más feliz. Cómo puede estar contento tanto tiempo seguido, no se cansará nunca? Me entrega una pequeña cuerda que saca repentinamente de uno de sus bolsillos, señalando la parte superior de su cabeza. Tras sujetarlo con desconcierto, decide caminar con determinación hacia la pequeña y cutre cocina, dándole un sorbo y lavándose las manos en el agua que hace rato recolecté para seguido afilar un cuchillo de notorio tamaño y clavarlo en uno de los trozos de carne.

Antes de dejarlas arder, miro por última vez varias de las frases que se pueden leer entre las dobleces. "Todo lo que Dios hace es bueno.  Todo lo que Dios permite es necesario" o "Dios no te dejará caer" son las únicas que llego a leer por completo, tirando estas contra la fogata por culpa de la rabia.

—Sientes la sensación de liberación en tu interior? Has hecho bien Kai, verás como nos las arreglamos sin ese fisgón detrás nuestro

—Yo... No sé si está bien esto, pero se ha sentido bien

—Eso es lo importante, haz lo que te beneficie, no lo que la gente haga

Le miro de reojo clavando mis pupilas en su espalda por unos segundos, dando media vuelta para recoger los sagrados objetos del suelo y ponerlos en una esquina con cuidado. El olor a alimentos cocinándose inunda la habitación a causa de la olla que está preparando Dereck, donde posa la olla llena de carne troceada y especias encima del fuego en el que se cocinará con lentitud.

—Esto... Kai 

Llama alzando levemente la mano izquierda a modo de impulso, siendo seguido por una cara inquieta pero alegre.

—Espero que no te haya molestado todo eso de Dios y sus falsedades... Pero quiero enseñarte un mundo más, como decirlo? Humano

—Quiero creer que hay una posibilidad de mejorar sin ayuda de Dios, pero me es muy complicado pensar que esa presencia que he sentido durante toda mi vida resulte ser falsa y haya sido un simple idiota

—Déjame ayudarte a ver las cosas como las veo yo. Quiero mostrarte las miles de opciones que esa religión te prohíbe y créeme, no son tan malas como dicen; algunas incluso son divertidas

Su brazo alzado ahora se extiende hacia mí, pidiendo ser apretado. la sonrisa sincera en su rostro me deja saber que realmente quiere cumplir con sus ideas ahora dichas.

—Entonces... Trato? 

Tras unos minutos mirando fijamente su palma extendida, termino por estrechar las manos con él, cerrando un trato curioso que me gustaría probar. No sé si está bien, pero tengo curiosidad sobre su modo de vida sin alguien poderoso a su lado.

—Trato

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