—A ti también hay que darte un baño —se burla Sigurd echando mi pelo hacia atrás
—Hey! Tampoco estoy tan sucio —murmuro avergonzado, dándole un golpe suave en el hombro
Los dos ríen y yo maldigo en silencio chocando contra el cuerpo del rubio. Me centro en el paisaje, el cual se va llenando de cabañas de vez en cuando dando a entender de que ya estamos cerca de la casa de Sigurd.
Llegamos al destino y el primero en bajar de su caballo es H; este se encarga de atar tanto su equino como el "mío" en un poste cercano. El siguiente es Sigurd, quien baja de su caballo con facilidad y me alza los brazos para que baje.
—Puedo bajar yo solo —me quejo viendo como alza una ceja divertido por mi respuesta
—Adelante —se limita a decir dejando los brazos en el aire y retrocediendo un par de pasos
Para no perder mi orgullo intento imitar las acciones que han hecho ambos para bajar pero al mirar hacia abajo veo la distancia que hay hasta el suelo, creando un miedo en mí el cual me obliga a quedarme estático encima del animal.
El de melena al ver y notar esto, entiende y se acerca a mí colocando sus fuertes manos en mi cintura. Al tenerme asegurado me atrae hacia él pegándome a su cuerpo para el momento en el que deje de sentir la silla debajo de mí, tenga lugar dónde agarrarme.
Y como estaba planeado, mi cuerpo al estar en el aire reacciona aferrándose a las pieles que lleva el mayor consiguiendo sacar una carcajada de él junto a un "tranquilo" susurrado en mi oído.
Cuando toco el suelo ando a paso rápido hasta donde se encuentra la puerta debido a la vergüenza, escuchando fuertes carcajadas por parte del pelirrojo que estaba esperando cerca de la entrada.
Sin mirar hacia atrás entro por la puerta encontrándome con todas las sirvientas. Estas se detienen a mirarme creando en mí más vergüenza por ser el centro de atención.
En un despiste, alguien me rodea por la cadera cargándome en el aire; girando la cabeza veo que se trata de Sigurd, quien camina conmigo en brazos hasta llegar al baño seguido de varias sirvientas... entre ellas la vieja chillona y Eyra.
Cuando me deja tocar suelo, miro alrededor y luego a él sin entender. Las damas caminan colocando toallas y ropajes por la habitación para después salir una a una.
—H ha dicho que no tiene problema en ser el segundo en darse un baño —aclara Sigurd cruzándose de brazos— Así que adelante, chiquitín
Niego y camino hacia la puerta siendo detenido por el cuerpo del rubio, el cual se interpone en mi camino. Alzo la mirada para conectarla con la suya.
—Estoy limpio, no hace falta...
—Te metiste entero en el lago y ese lago lleva sal —aclara dando pasos hacia mí logrando que yo retroceda
—Pero fue por culpa de H —me excuso cruzándome de brazos y haciéndome el enfadado
—Eso no quita que estés lleno de sal —continua andando hasta pegarse a mi, tomando mis mejillas con una sola mano— Ve a bañarte
Eyra se acerca a nosotros quitando la mano de Sigurd de mi mandíbula con delicadeza y miedo.
—Ven, te ayudo —susurra Eyra tomando entre sus manos la parte baja de mi camisa
Ella comienza a desabrochar mi camisa bajo la seria mirada del rubio. Al instante la tomo de las muñecas para que detenga sus movimientos y esta me mira apenada.
—Kai, sé bueno y déjame hacer mis labores —me "regaña" logrando incomodarme
Me intento zafar pero solo recibo un manotazo en respuesta haciendo que Sigurd actúe tomándola de la muñeca para que me suelte. Él la susurra algo que no llego a entender y ella asiente saliendo asustada de la habitación.
Se va y al ver que no queda nadie dentro del cuarto, me quito la ropa dejando esta en una cesta vacía y entro en el gran barril el cual como la última vez, está lleno de agua caliente.
Miro hacia abajo topándome con una capa de vapor tapando por completo la superficie del agua, dejando una capa blanca opaca que evita ver mi desnudez.
Me deslizo por la bañera quedando hundido hasta la barbilla y aprovecho el momento para cerrar los ojos disfrutando del calor entrando en mi cuerpo, sacando de mí un escalofrío.
Como la última vez, el vapor choca contra mi piel dejándola iluminada por pequeñas gotas que se pegan a ella. El olor a humedad inunda mis fosas nasales y me hacen sentir cómodo.
Aún sin ver, escucho la puerta inicial ser abierta por lo que entreabro los ojos con pereza topándome con una figura masculina dándome la espalda.
—Shhh —susurra el sujeto con una conocida voz grave
Él toma algo de la mesilla cercana a la puerta y se acerca a mí, colocándose a mis espaldas.
Noto mi cuerpo pesar, no sé qué debe tener el agua o si soy simplemente yo... Pero al entrar en calor un oleaje de sueño me golpea.
—Sé que he dormido antes... Pero sigo teniendo sueño —murmuro bostezando
—El pequeño tiene sueño...
Él se ríe y aprovecha mi lentitud para colocar una mano suya en mi cuello, arrastrándola hacia mi barbilla y echando mi cabeza atrás con suavidad.
Escucho como toma algo de madera y lo introduce en el agua. Seguido de eso, al momento noto el líquido cálido caer poco a poco sobre mi pelo.
—Mirame —ordena erizando el bello de mi cuerpo
Miro hacia arriba encontrándome con el rubio acercando su cara a la mía. Los nervios aumentan al ver como su mirada queda a la altura de la mía y su boca a la de mi frente.
—No te quejes de las cosas que te ofrezco porque... —susurra juntando nuestras frentes
—No lo hago —le interrumpo logrando que sonría
—Bien... —continua en ese tono separándose y comenzando a echar un producto en mi pelo
Traza caminos por mis mechones ocupándose él mismo de desenredar todos o la mayoría de ellos. Aprovecha cada movimiento para darme caricias agradables por el cabello y eso me produce más sueño.
Terminando de acariciar, desenredar y limpiar mi cabello, Sigurd lleva sus manos a mi rostro dando un pequeño masaje en él.
—Eres como un niño mimado —ríe echando agua en mis mejillas para limpiarlas
—Tú me das esos lujos —río esta vez yo
En el momento en el que termino de hablar, él acerca sus labios a los míos creando una corriente nerviosa en mi interior.
—En eso tienes razón —susurra en mis labios para después darme un golpe amistoso en la frente con uno de sus nudillos
Se separa con gracia y camina hasta dónde está mi ropa, tomándola y dejándola más cerca del barril.
—Cámbiate, yo vigilo la puerta por si entra alguna... Sirvienta —añade lo último con rabia
Asiento y me visto con pereza pero de forma rápida por si entra alguien sin avisar.
Sigurd se gira en el momento en el que he terminado de vestirme y me hace una seña para que me acerque a él, cosa que hago.
—No quedan cuerdas pequeñas, así que por hoy tendrás que ir con el pelo suelto —me avisa el rubio tomando un mechón negro de mi mojado flequillo
Le comento que no tengo ningún inconveniente con eso, bostezando nada más callar.
—Quieres descansar? —habla suave mirándome a los ojos
—No... Hay cosas que hacer y... —me excuso pero me interrumpe
Me interrumpe para llevar su mano a mi nuca, acariciando esta suavemente. En reacción y como él se esperaba, mi cuerpo cede ante él debido a dicha caricia, entrecerrando los ojos y bostezando nuevamente.
Mi cuerpo pesa por completo y él lo nota por lo que me atrae a su figura y me abraza susurrandome cosas en el oído para terminar de caer.
—Descansa chiquitín —susurra antes de que me duerma por completo
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Visitantes
FantasyLas buenas noticias a veces vienen ocultas en algo desagradable. Las campanas suenan y eso no es bueno. Pero quién diría que dicho acontecimiento horrible me salvaría la vida. Todo gracias a las decisiones de un monstruo rubio proveniente del mar, i...