Todo está del revés... Ayúdame

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Recibo un sentimiento de mareo demasiado fuerte, del cual acabo obligando a mi cuerpo a impulsarse hacia delante y abrir los ojos para visualizar el lugar. Sigo en la celda.

Parece ser que me he quedado dormido. La luz que entra da señales de ser otro día, dando la claridad mañanera que no daba la oscura iluminación de lo que para mí ha sido hace un rato. El olor húmedo inunda mis fosas nasales junto a una suave brisa que se cuela entre los barrotes, ha llovido esta noche. 

El sonido de un objeto metálico cayéndose resuena con fuerza por toda la habitación siendo inevitable tapar mis oídos, aún sensibles y adormecidos, para tratar de frenar el estruendo. Miro a la zona donde se ha producido el golpe, bajando mi vista ya libre de legaña hacia una figura que se encuentra en el suelo. 

Una mujer.

Esta al verme deja una bandeja, la cual será el causante de la molestia, con prisa y se alza quedando en pie. No me da tiempo a investigarla bien cuando ya ha huido a toda velocidad, cerrando la gran puerta tras de sí con un gran golpe. 

No sé si es por seguir adormecido o por haber pasado este momento tan rápido después de aparecer en una sala extraña con el hermano de Sigurd, pero no entiendo como debo responder a esto. Mi mirada vuelve al plato abandonado, donde hay comida servida.

Por culpa del olfato me acerco al alimento. Este desprende un olor a recién hecho que llama mi atención al segundo. Bajo de la cama con precaución y camino descalzo hacia la comida, sentándome en el suelo para quedar más cerca de ella. A su lado hay un par de prendas: una camisa y un pantalón; algo que agradezco ya que no he tenido ninguna camiseta puesta desde que entré aquí.

"Día 3 sin señales de haber despertado" Se ve escrito en un papel de pequeño tamaño justo en la parte superior del plato.

Tres días? Llevo dormido tres días.

Tomo el tenedor revisando de reojo la cama, como si tuviera alguna respuesta para darme. Doy mi primer bocado, un mordisco que mi estómago agradece produciendo calor. La suavidad de la carne recién hecha es tomada con necesidad en mi interior; al no haber probado nunca algo como esto, mi cuerpo me pide comer con ganas y disfrutar de ello.

La primera carne que probé fue en... Casa de Sigurd. Nunca supe que sabor tendría, pero ahora entiendo el por qué se vendía tanto en el mercado y los nórdicos cazaban siempre que podían.

A diferencia de aquella vez, esta está más hecha. El nórdico me dio una algo cruda, aún así estaba realmente buena. En cambio, esta tiene un punto perfecto a mi parecer pero no tengo mucha idea sobre la comida.

Terminando el trozo veo a su lado un bol plateado, donde en su interior hay un ¿puré?.

Dejo el tenedor en el plato y muevo mi mano hacia la cuchara cercana para tomarla. Introduzco la cuchara en el semi-líquido con duda, llenando esta del alimento anaranjado. Huele bien y eso da buena sensación al olfato, quién engaña a mi cerebro para tomar el primer trago.

Está bueno. Mis párpados se abren ante el sorprendente resultado. Un sabor insípido pero dulce pasa por mi lengua dejando ganas de continuar comiendo. A pesar de ser espesa es fácil de tomar y no está demasiado caliente, cosa que agradezco.

La puerta se abre repentinamente ocasionando el molesto ruido que hace al abrir y cerrar. Por ella pasa la persona que no quiero ver, pero que debo aguantar hasta que me lleve a Inglaterra.

—Pequeño! —lo odio— Despertaste de tu gran sueño, me tenías preocupado... 3 días, eh? —sus pasos hacia mí vacilan— La comida está a tu gusto? Hay algo más que quieras?

Elevo la mirada y tras encontrarme con su expresión alegre y divertida, entrecierro los ojos con desconfianza. Sus brazos abiertos como si fuera a abrazarme demuestran lo feliz que está de verme, o eso creo.

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