Sólo nosotros

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Despierto debido a un notorio apretón en mi cintura, el cual incluso me obliga a desplazarme por la cama hacia delante.

Al abrir los ojos y acostumbrarme a la luz mañanera descubro que se trata de Sigurd. No sé en qué momento me dormí pero ahora nos encontramos bastante pegados... A tal punto que mi cabeza se encuentra entre el cuello y hombro del mayor.

Me muevo lentamente para alejarme y no despertarle, pero un quejido por su parte me detiene.

Una de sus manos está rodeando mi cintura pegándome a su cuerpo; aprieta con exactitud creando un agarre fuerte pero sutil. La sobrante se mantiene enredada en mi pelo, tirando hacia él acariciando adormecido como si me tratase de un crío.

La gran preciada capa de pelajes del rubio se encuentra tirada en el suelo al igual que su camisa. Al estar pegado a su pecho puedo ver el gran cuerpo robusto y trabajado que tiene: pálido, con una v bien formada, cicatrices notorias, unos abdominales que... Es humano?

Su calor corporal también es notorio, brindándome un calor agradable. Algo sorprendente ya que me esperaba que estuviese completamente frío.

Dejo de mirar en cuanto escucho una pequeña risa ajena. Levanto la mirada asustado encontrándome con su mirada fija en mí, a centímetros de chocar su rostro con el mío.

—Qué miras, pequeño? —tontea juntando nuestras frentes

Me mantengo callado por la vergüenza, logrando que él ría con más fuerza.

Da una última caricia en mi cabello cual cachorro y se separa estirándose en el lugar, dejándome ver su espalda.

Su pelo rubio ceniza despeinado me hace recordar lo que pasó anoche, colocando más rubor en mis mejillas.

—Como... Hemos acabado en esta posición? —pregunto nervioso, viendo una sonrisa maliciosa en sus labios

—De un momento a otro dejaste de acariciar, así que supuse que te dormiste —admite poniéndose en pieY aproveché para colocarnos en esa posición, no voy a mentir

Asiento sentándome en las sábanas, mirando como las marcas de ayer ya no están.

—Qué tal vas con eso? —pregunta vistiéndose la parte superior

—Ni me dolió, además lo hiciste por...

—No me refiero a eso —me interrumpe algo más serio

—Oh... Bien, creo —me sincero moviéndome hasta el inicio de la cama

La mano de Sigurd se encamina desde mi cabello hasta mi mandíbula, apretando mis mejillas, dejando un suave roce por el camino.

Eleva mi cabeza inspeccionando mi cuello y clavículas; al no ver nada sus expresiones se relajan.

—Realmente te hizo algo, Kai? —suelta mi rostro agachándose hasta mi altura

—No, pero no es algo agradable y... Me da miedo —susurro temeroso, agachando la mirada al suelo

—Entiendo... Pero no puedo prometerte que cambie —habla... Apenado? Pero en parte tiene razón

Se pone en pie nuevamente dándome un tiempo para ver mi posición. Mientras, aprovecha para tomar la capa y colocarla de una forma decente encima de un baúl.

Me tiro hacia atrás quedando desplegado en forma de estrella encima de la cama, algo que él utiliza para tomarme de las piernas y tirar con cuidado hacia su posición, haciendo que quede entre ellas.

Sus brazos se colocan a ambos lados de mi cabeza, dejándose caer hasta quedar a corta distancia. Ríe al ver mi avergonzada reacción, intentando salir de dicha escena.

—Qué... —tartamudeo mirándole fijamente

Me hace un suave sonido a modo de silencio, una especie de "shh" el cual interrumpe uniendo nuestros labios con lentitud.

Las mariposas que tuve con el primero vuelven a mí gritándome que me deje llevar. Mi corazón palpita con rapidez obligando a mi cuerpo a temblar.

Termino aceptando la unión, logrando que el mayor tome una mejilla mía con suavidad y mi cintura con decisión... Una mezcla extraña pero agradable.

Después de unos largos segundos nos separamos calmando nuestras respiraciones, más bien respirando solamente yo.

La mano en mi cuerpo bajo aprieta dicha zona inconscientemente... Creo.

—Quieres que pare? Si vamos muy rápido pararé —susurra en mi oído mirándome de reojo

—Solo besos —hablo tembloroso casi sin poder vocalizar por culpa de los sentimientos

—Solo besos entonces, a su orden chiquitín —susurra con la voz mucho más grave de lo habitual, logrando ponerme más nervioso

Al hacerle tal petición, ambas manos suyas viajan a mis mejillas repartiendo masajes en ellas. Sus labios tocan los míos creando besos cortos pero necesarios. Entre ellos se cuelan algún que otro largo junto a caricias en el pelo, terminado nuevamente en los principales.

Me separo de él bajo su confundida pero divertida mirada, percatándome de algo.

—No va a entrar nadie? —calmando mi respiración echo mi cabeza hacia atrás mirando la puerta

—Desde anoche tienen la orden de no entrar —responde peinando su pelo hacia atrás Para eso te detienes? —habla con burla dando un golpe pequeño en mi frente

Comento una disculpa y suspiro quitando mis nervios. Sigurd iba a continuar hasta que una chica llamándole nos interrumpe.

El rubio gruñe con rabia dando un suave golpe a la cama antes de alejarse y ponerse presentable, peinándose y colocándose la capa.

—Es su hermano! —grita Eyra desde el otro lado

—Vístete y sal, tarda lo máximo posible —termina para salir por la puerta apartando con brusquedad a la joven

Ella sigue con miedo al mayor, cerrando la puerta y dejándome a solas. Por fin sin nadie aquí, colocó la almohada en mi rostro pataleando sin hacer ruido en un intento de calmarme.

Dejo la almohada donde estaba y toco mis labios con nerviosismo, gritando internamente por lo que acababa de ocurrir.

Paso unos minutos reflexionando y decido salir, colocando mi ropa de forma decente y peinándome lo mejor posible.

Salgo con precaución escuchando los murmullos cada vez más cerca. Ambos están en la sala de estar, sentados uno enfrente del otro.

Como debo ser un Thrall, me dirijo a la cocina para ayudar pero un "hey" por parte de Sigurd me hace darme la vuelta.

Veo como me hace un gesto para que vaya donde él. Camino lentamente bajo la mirada preocupada de los sirvientes y me coloco a su lado derecho.

El que debe ser su hermano es totalmente diferente: pelo castaño corto, ojos marrones, estatura más corta y es algo más moreno que Sigurd, aunque apenas se nota.

—Quiero hablar contigo —escucho en inglés, mirando hacia delante sorprendido

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