El humo cálido me proporciona un sentimiento de sueño demasiado agradable, obligándome a cerrar los ojos y disfrutar de la sensación.
La noche ha caido ya, llevo toda la tarde trabajando y mis músculos duelen; incluso mis manos tienes leves heridas por hacer fuerza con la herramienta.
Mientras remojo mis palmas en el líquido para sanarlas, la puerta principal da un golpe suave indicando la entrada de Sigurd. A partir de ese sonido, la cabaña se mantiene en silencioso... Uno relajante.
Solamente se escuchan pasos. Pasos suaves, hacia el pasillo, hacia la cocina... Pero sobretodo, pasos fuertes acercándose a la puerta del baño. Esta no tarda en ser abierta, dejando escuchar un suspiro cansado proveniente de una voz grave.
Conociendo el sujeto mantengo mi vista cerrada esperando algún movimiento de su parte. Su mano se hunde cerca de mi brazo tomando agua en ella para seguido echarla por encima de mi frente, empapando el cabello.
—Has aprendido a reconocer por los sonidos —susurra en mi oído con voz ronca— Buen vikingo —ríe ante su comentario irónico
Dejo ir el aire al sentir las manos de Sigurd enredarse en mi cabello, dando suaves masajes.
—Por qué haces esto? —murmuro con voz baja, ganando un sonido de duda por su parte— El masaje, los cuidados... El como te comportas conmigo
—No siempre se encuentra a una pequeña gacela tan relajada —ríe burlón, mojando mis mejillas— Y por lo demás... Pensé que sabías la respuesta, hay que ser más rápido Kai
Froto mis ojos con mi mano derecha, gesto que hago inconscientemente al tener sueño. Él vuelve a rociarme agua, creando más y más oleajes de calidez por momento.
Bostezo tapando mi boca al hacerlo, escuchando un tarareo por parte del rubio. Al centrar mi mirada en la suya, noto como su expresión demuestra nostalgia y ternura.
—Chiquitín —tararea juntando nuestras frentes— Vas a irte en el barco?
Su pregunta me toma por sorpresa, pero al saber a qué se refiere no puedo evitar abrir los ojos de asombro... Como lo sabe?
—Cómo... —anonadado, me giro por completo
—Kai, he escuchado a Eyra hablar sobre el tema —suelta una risa seca— "El barco de la salvación" le llaman, Thralls tanto Ingleses como vikingos irán a bordo —su mano toma mi mentón con precaución— Qué vas a hacer, Kai?
Su mirada necesitada pero seria hace que me quede embobado viéndole.
—Quiero estar contigo —susurro sacándole una sonrisa
—Espero que así sea —habla en el mismo tono que yo, juntando nuestras frentes
Ha dudado de mis palabras un instante, pero al ver mi reacción apenada y tranquila ha llegado a creerme.
—Vas a hacer algo? No sería traición? —murmuro alejándome unos centímetros
Se limita a crear un sonido que no llego a entender, mirándole fijamente a los ojos. Su mirada expresa una inmensa paz rodeada de temor.
—Si me voy, me matarías? —pregunto dudoso, con temor a la respuesta
—Depende el contexto —inclino la cabeza desentendido— Si te vas por tu decisión, sería traición. Si te llevan a la fuerza... Estaría muy enfadado, no sabes cuánto; pero, no contigo
Me quedo pensativo. Yo no quiero irme, ni siquiera quería saber nada de eso. Los primeros días igual si me hubiera ido pero ahora... No puedo.
Si me llevan yo también estaría enfadado pero... Como me llevarían a la fuerza? Quiero decir, no sería muy obvio y podría evitarlo?
Al quedar de nuevo en silencio me acomodo quedando en la misma posición que antes: con la espalda en el barril y la cabeza hacia atrás.
—Puedo hacerte una pregunta? —murmuro escuchando un "adelante" de su parte— Qué te dijo el cham... El adivino ese? —cambio en nombre al no poder pronunciarlo
—Quieres saber que me dijo? —asiento y él suspira— Fui cuando estabas en el mercado con H... Pero la última vez me dijo que debía buscar a alguien en un mundo lejano
Entrecierro los ojos al escucharle.
—Alguien? —conecto miradas
—Fui como un crío desesperado a preguntarle si había algo interesante en los mundos que íbamos a saquear —explica utilizando de nuevo esa palabra— Y me habló de una persona, criada entre osos que guarda la naturaleza en sus ojos. Me dijo que confiase, que cuando lo encontrase lo sabría. Al principio pensé que me engañaba pero al rondar por tu ciudad...
—Nos vimos —asiente orgulloso— Pero y si es una mujer de la que realmente hablaba?
—Supe que hablaba de ti
—Pero...
Como respuesta toma mis mejillas y desde un punto de vista bajo veo como se acerca a mí, rozando labios.
—Sientes eso? Los nervios —niego mintiendo— Chiquitín no me mientas, sé perfectamente como ponerte así —asiento— Bien. Pues ese sentimiento tuve dentro de mi al verte, y ya había divisado a miles de personas
Por culpa de los nervios y la desesperación de tenerle tan cerca junto con sus palabras, no puedo evitar elevarme levemente para chocar los belfos, siendo correspondido al instante.
—No me dejes —susurra con la voz más grave de lo normal a modo de súplica
"no" hablo bajo recobrando el aire. Este momento no sabría describirlo, solo él y yo; las criadas rondando por fuera sin saber. Claramente no quiero irme de aquí, además si volviese dudo que Mi Señor estuviera contento con mis actos pecadores.
Mi cuello comienza a doler por estar tanto tiempo estirado hacia atrás pero no va a lograr romper el momento. Poco a poco nos separamos, recibiendo un ataque de color carmesí en mis mejillas por la vergüenza.
Sin hablar me giro por completo, viéndole directamente. Su mano se coloca en mi mentón, elevándolo levemente. Recibo un pequeño y corto beso más antes de que se separe en busca de una toalla.
[ . . . ]
Después de darme mi momento íntimo para vestirme de nuevo, me sienta en una silla para secarme el pelo.
—Puedo hacerlo yo —riño, siendo respondido con un chisteo por su parte
—Aprovecha que estoy siendo cariñoso —murmura en mi oído
Y como bien a dicho, me dejo hacer mientras seca mi pelo con cuidado.
Pasa la toalla por todo mu cabello, quitando la humedad mechón a mechón. Sé que es extraño que se comporte tan cercano, y posiblemente sea por lo que pueda pasar mañana... Pero qué puede pasar? Yo voy a quedarme con él.
—Listo —interrumpe mis pensamientos—. Quédate quieto
Voy a interrogar pero sus manos trabajando cuidadosamente mi cabello me detiene las intenciones.
Toma dos mechones y los enreda como aquella vez. Me está haciendo trenzas?
Mis pensamientos se confirman al lograr ver de reojo unas cuantas colgando de mi cabeza. A esto se le suma el nuevo moño que Sigurd crea en mi nuca.
—No debería hacerlas ahora porque hay que descansar, pero te quedan bien —camina hasta quedar frente a mí—. Incluso pareces un vikingo de verdad
Sonrío nervioso levantándome de la silla. Él recoge vagamente las cosas y sale del baño, siendo seguido por mí.
Ha sido un buen baño.
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Visitantes
FantasyLas buenas noticias a veces vienen ocultas en algo desagradable. Las campanas suenan y eso no es bueno. Pero quién diría que dicho acontecimiento horrible me salvaría la vida. Todo gracias a las decisiones de un monstruo rubio proveniente del mar, i...