Capitulo 2: El mujeriego

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Melissa al ver la escena frente a sus ojos, de la cachetada que Diana le planto a su novio en el rostro, estaba muy enfadada, mucho más al notar que Julián solo se sorprendió y no argumentó algo más.

- ¡No me vas a responder! ¿Por qué dejaste que ella te pegara en el rostro? Y tú ¿Por qué golpeas a mi novio de esa forma? – espeto Melissa mirando con firmeza y rencor a la joven erguida a un lado de Julián.

Diana por su parte, no supo que decir, no deseaba meterse en problemas, se había percatado de la forma de ser de Melissa, de lo arrogante y engreída que era. Así que lo único que pudo emitir fue:

- Yo... debo marcharme de nuevo a la cocina, con permiso – añadió Diana ignorando la pregunta de Melissa y avanzando hacia la salida. Pasando a un lado de esta, la detuvo fuertemente por el antebrazo.

- ¡Tú no vas a ningún lado!, ahora mismo me dirás que pasaba por tu mente al abofetear a mi novio....

- ¡Melissa Déjala! – interrumpió Julián - ¡yo tuve la culpa!, ella solo se defendió.

- ¿Se defendió?, estás loco Julián, al parecer el que la está defendiendo eres tú, ¡Esta torpe ahora mismo me va a explicar que sucedió! – añadió con enfado Melissa.

Mientras eso sucedía, Diana no decía nada y solo miraba como Melissa la tenía sujeta por el brazo presionándolo con fuerza incluso lastimándola.

- ¡Ya Melissa! ¡Ya por favor!, suéltala, yo te explicaré, déjala que se vaya a hacer sus labores – tras decir esto, la enfadada Melissa, decidió aceptar la petición de su novio no de muy buena gana.

Diana salió corriendo del lugar y se paró detrás de la pared aledaña al recibidor donde ellos estaban, allí sintió que el corazón se le aceleraba y tenía unas inmensas ganas de llorar de la impotencia que le causaba tener que reprimirse todo el enojo.

Diana sabía que no debía armar un escándalo, era su primer día de trabajo y por eso podrían correrla, con ello perdiendo la oportunidad de seguir manteniendo a su familia, con lo difícil que era conseguir empleo, al menos allí le otorgaban el mismo sueldo que había percibido su madre, y para su perspectiva era más de lo que le pudieran dar en otro lugar. Eso se debía a la antigüedad de Jennifer laborando con esa familia.

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Mientras aun seguía detrás de la pared aledaña intentando calmarse para continuar sus labores, escucho las voces de Julián y Melissa discutiendo lo sucedido, en parte ella deseaba averiguar si Julián se atrevería a decirle la verdad a su novia.

- Aun no me has dicho ¿Por qué dejaste que esa mujer te golpeará?, exijo saberlo, esto no se puede quedar así Julián, deberían echarla – exclamó Melissa, mientras Diana permanecía escuchándola deseando que sus palabras no se cumplieran.

- Melissa ¡por favor!, no seas extremista, ya te dije que la ofendí y por eso se molestó y me dio una bofetada. No fue nada, aún sigo vivo, mírame aquí estoy – respondió Julián sujetando la mano de Melissa y pasándosela por la mejilla al decirle lo último.

- No seas payaso Julián, ¿Qué pudo ofenderla tanto para que te pegara? – cuestiono Melissa, quien ni siquiera imaginaba el beso que su novio le robo a Diana.

Melissa pensaba conocer bien a su novio, las mujeres que le había espantado antes de ser novios, por lo regular siempre eran mujeres exuberantes, guapas modelos de tallas perfectas, altas, rubias, morenas. Pero Melissa juraba que los gustos de Julián eran exigentes, que él jamás se fijaría en alguien como Diana.

La joven mucama a pesar de no ser fea, tampoco era extremadamente hermosa, era una chica de piel clara, estatura baja, no tan delgada ni sexy. Según el punto de vista de Melissa. Por lo cual concluía que era imposible que esa mujer fuese del agrado de su novio, sin embargo, le caía mal, sentía que no la soportaba. Le parecía torpe y demasiado ingenua, pero ella desconocía que Diana no era como la imaginaba, y tampoco sabía que su novio había ya puesto sus ojos en esa "insignificante" joven de ojos aceituna.

Deseo y sacrificioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora