Capitulo 36 Un vacio que nada llena

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Diana quedo de verse con Albert afuera del corporativo Williams, de ahí partirían juntos hacia el aeropuerto, tomando rumbo hacia Japón, sin embargo, existía un cambio de planes respecto a eso.

— ¡Buenos días Albert!, ¿todo listo? – cuestionó Diana, al llegar de improviso, mientras Albert estaba en el estacionamiento del lugar, subiendo una maleta a la cajuela de la camioneta.

— ¡Hola Diana!, ¡buen día!, si ya todo listo, pero necesito hablar contigo, hubo un cambio de planes – lo que dijo la sorprendió que con la comisura de sus labios hizo una mueca.

— ¿Cambio de planes?, no comprendo bien, ¿por qué? O más bien ¿qué?

— Si sé que te debo una disculpa por no avisarte anoche como siempre lo hago, pero no pude, me quede hasta tarde trabajando en la oficina al pensar que viajaría a Japón. Resulta que ya no iremos – el rostro de Diana mostró aún más desconcierto – ayer me avisaron que hubo un desastre natural, al parecer un terremoto que sacudió la ciudad y se canceló el congreso por el incidente.

— ¡Dios mío! – se tapó la boca Diana – que espantoso.

— Sí, es una desgracia lamentable, pero al parecer no hubo victimas según los reportes oficiales, aun así, pues tuvo que cancelarse el congreso, las instalaciones del lugar quedaron en muy mal estado, otra de las cosas, el edificio que te dije que se inauguraría, también quedo destruido, así que no habrá nada que aperturar, al menos no por ahora, habrá que esperar un tiempo, postergarlo – señalo Albert mientras Diana le miraba, procediendo a añadir.

— ¿Pero entonces?, ¿A dónde iremos?, si se canceló el viaje, no comprendo.

— Si mira, aun no terminaba, resulta que se canceló el congreso en Japón, pero no el evento en sí, este se llevará a cabo en Las Vegas, en un hotel de lujo, ya que los inversionistas quisieron mover el lugar donde se celebraría, así que se cambió la fecha para mañana, aun así, iremos desde hoy como habíamos quedado.

— ¿Iremos a las Vegas? – sonrió Diana con la idea – pues de lujo, me parece genial.

Era un hecho, ya no irían a Japón, ahora les esperaba Las Vegas, de todas formas, aunque haya habido ese cambio, Diana viajaría, se alejaría de todo por lo menos algunos días.

— Sabía que te agradaría la idea, a mí también me pareció muy bien, si te soy sincero, no tenía muchas ganas de viajar tan lejos, es una travesía un poco extenuante – la miró con una sonrisa – ah, se me olvidaba, Eliza irá con nosotros, como editora en jefe debe seleccionar algunos diseños, ¿no tienes algún inconveniente con ello?

— Por supuesto que no – respondió ella.

Mientras ambos se miraban, parados a un lado del vehículo no se percataron que unos ojos dilatados del coraje los miraban a lo lejos, observando como Diana subía su maleta en la cajuela de la camioneta Cadillac negra de Albert.

Julián era quien los observaba desafiante, así que sin poder contener su enojo y el verlos tan felices y a punto de partir juntos quien sabe a dónde, él exploto de enfado, arrugo con todas sus fuerzas una lata de soda que recién se había tomado, la tiró en un contenedor de basura cercano y avanzó hacía ellos.

— ¿A dónde demonios crees que llevarás a mi novia? – se abalanzó de pronto hacia Albert, recargándolo hacia un costado de la camioneta, mientras tiraba con fuerza de su corbata negra - ¡Ahora mismo me vas a decir! ¿Qué pretendes Albert Williams? ¿Qué?

— ¡Julián! – intervino Diana, halando a Julián del jersey en color oscuro que vestía - ¡Suéltalo!

A Diana se le hizo un poco extraño ver a Julián aparecer de la nada, parecía su sombra siguiéndola por doquier siempre, por un momento Diana pensó que quizás él dejaría de insistirle luego de rechazar su propuesta de matrimonio, mucho más porque en toda la noche no le llamo con insistencia, como lo hacía desde su separación.

Deseo y sacrificioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora